Peccata minuta

Manifiesto normal

¿Merece Catalunya ser ejemplarmente castigada a un forzado regreso al pre-78 por un partido que apenas representa al 8% de sus gentes?

JOAN OLLÉ

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Xavier García Albiol sugiere, sin haber bebido, que habría que chapar TV-3 y echar a la calle  a todo su personal: recepcionistas, limpieza, mantenimiento, cámaras, sonidistas...  Y sustituirlo por gente «normal». No soy especialmente amigo de esta cadena, que he puesto a parir más de una vez en este diario, pero sí amante de las palabras.

Empecemos diciendo, para ponernos a su altura, una tontería: ¿cómo puede este san Pablo de más de dos metros hablar de normalidad cuando la media española se detiene en 1,74? ¡Qué gran encestador se perdió la Penya y qué gran aprendiz de xenófobo nos hubiéramos ahorrado! ¿O acaso ven ustedes normal querer limpiar su bonita Badalona de gentes no normales por el simple hecho de que no se engominen las neuronas como él? ¿No aprendió en la escuela ni en la vida aquellas palabras, anteriores a Jesucristo, de Publio Terencio: «Soy humano y nada humano me es ajeno»?

XGA tiende a considerarse «la medida de todas las cosas (pequeñas)», máxima que  acuñó el viejo Protágoras y mejoró Vázquez Montalbán, autor del Manifiesto subnormal (1970), ya consciente de su roja inferioridad manifiesta con respecto a los azules de toda la vida.

Suponiendo que los 2.400 trabajadores de TV-3 (¡muchos!) no sean subnormales (¡fea palabra!), existiría la posibilidad de que pertenecieran a la condición paranormal; es decir, que tuvieran visiones, recibiesen órdenes telepáticas de Guifré el Pilós o levitasen escuchando el himno del Club Super 3.

Otra posibilidad es que García apele a la normalidad desde su estadio de supernormalidad, ya que está muy por encima de la media acumular en una sola existencia los méritos de concejal, alcalde, diputado, senador y presidente. Pero –¡ay!– la estadística nos cuenta que los niños superdotados suelen tener problemas de adaptación a su entorno. Imagino que a Albiol le encantaría una lemosina réplica de TVE, aún, si cabe, más infantilizante, frivolizante, analfabetizante, idiotizante, antipluralizante, marianizante y felipesextante que la teva, la nostra, que no hace  más que imitarla en sus mentiras y silencios.

¿Merece la actual Catalunya, poblada por siete millones y medio de habitantes de los cuales solo dos son indepes, ser ejemplarmente castigada a un forzado regreso al pre-78 por un partido que apenas representa al 8% de sus gentes? Cuidadín: el 155 puede cargarlo el diablo. Y, visto lo visto, ganas no faltan.

Escribía la barcelonesa Carmen Laforet en su novela Nada (1945), cuando, según Albiol, España debía ser normal: «Me gustan las gentes que ven la vida con ojos distintos que los demás, que consideran las cosas de otro modo que la mayoría... Quizá me ocurra esto porque he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos...».