FUERA DE JUEGO

Madrid-Barça: Tarradellas mandó a parar

La guerra que evitó el 'president' en el invierno de 1980 forzando el abrazo de Josep Lluís Núñez y Luis De Carlos

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Iosu de la Torre

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En el invierno de 1980, Josep Tarradellas consiguió que el Real Madrid y el FC Barcelona firmasen la paz tras semanas de guerra abierta. Los presidentes Luis de Carlos y Josep Lluís Núñez se dieron un abrazo en el palacio de la Generalitat animados por el 'president' regresado del exilio. El arte diplomático de Tarradellas, ese que tanto han añorado muchos en esto tiempos de 'procés' y 155, desbarató una crisis monumental.

Semanas antes, EL PERIÓDICO abrió su portada con el titular 'Estalla la guerra Núñez-Real Madrid' y el subtitular 'Luis de Carlos llama mentiroso al presidente del Barça'. El Madrid heredero de Santiago Bernabéu había declarado persona 'non grata' a Núñez por acusarle éste de manipular la Liga e influir en árbitros que les regalaban goles en fuera de juego.

La prensa de la época ardía como en estos tiempos del Twitter. Las tertulias de la rambla de Canaletas bajaban calentitas, como ahora la red tras una piulada de @Kantinu@jaumetorres14 o @pastoret13.

Abrazo de Vergara futbolístico

En las vísperas del Clásico (que entonces se llamaba erróneamente derbi), este diario tituló 'El Barça-Madrid se jugará en paz' con una foto de José María Alguersuari del arrumaco De Carlos-Núñez y un pie de foto: 'La Generalitat fue ayer una ‘Vergara’ futbolística', un guiño a la historia sobre el famoso abrazo que se dieron los generales Espartero y Maroto como conclusión de la primera guerra carlista, allá por el 1839. El lenguaje bélico no ha desaparecido nunca de las crónicas deportivas como demuestra la hemeroteca.

Hace 37 años, en esta sección de Deportes, el redactor jefe Àlex J. Botines celebró la mediación de Tarradellas con este epílogo en un billete titulado «Ja sóc aquí!, de verdad»: “El 'nostre president' es, hoy más que nunca, un 'president nostre'. De Catalunya y, por ende, del Barça”. Botines, siempre adelantado a los tiempos, clavó el análisis con la misma mirada con que avanzó al mundo que un día Barcelona celebraría unos JJOO. Había estallado la paz.

Catalunya-España, el desencuentro

Rebuscar en las raíces del conflicto Madrid-Barça puede ser tan aconsejable como adentrarse en el momento político Catalunya-España. Aunque resulte tan cansino como necesario. El tropiezo con la figura de Luis de Carlos se aparece como un fantasma entre las páginas del panfleto 'La conjura de los irresponsables', de Jordi Amat. El filólogo e historiador rescata la figura del abogado Antonio Pedrol Rius para intentar mostrar la claves de dónde comenzó todo en este desencuentro.

Aquel senador por designación real (la de Juan Carlos I) advirtió de que si no se ataban bien las cosas en esa España que nacía (hoy resumida en la expresión 'régimen del 78') se podría crear “una situación dramática en el futuro político”. Glups. El futuro ya está aquí. Lean el ensayo de Amat. 

La estampa de Pedrol Rius fumando habanos enlaza en la memoria de la Trasición con la de Luis de Carlos, aquel septuagenario de gafas enormes, 'caballero del honor', que relevó a Bernabéu en la dictablanda merengue tras varias décadas en la directiva, como hombre de consenso, protegido por Raimundo Saporta, un canario de enormes ojeras y acento afrancesado. Atado y bien atado. Como entonces, como ahora.

De Carlos, ayer, Florentino Pérez, hoy. El del abrazo a Núñez fue tesorero del club, dijo que no se presentaría a unas elecciones y se presentó. Debía ser una marca de la casa (blanca) porque Ramón Mendoza hizo lo mismo (perdió contra De Carlos y borró sus palabras para llegar cuatro años después a la presidencia con la 'Quinta del Buitre') y Pérez a lo mejor, también. En los años del presidente madridista seducido por Tarradellas, el hoy su sucesor daba los primeros saltos como concejal de UCD, la de Adolfo Suárez, por Madrid y se encargaba de recaudar fondos para la campaña electoral. Deporte y política, siempre entremezclados. En el palco del Bernabéu. O en el del Camp Nou.

De cara a la galería

Las relaciones entre los dos clubs, enemigos irreconciliables, han mantenido las formas de cara a la galería. Hoy sería impensable que Floretino Pérez imitase a De Carlos acompañando a la directiva azulgrana en la final de Basilea (4-3 al Fortuna de Dusseldorf, mayo de 1979) luciendo una insignia con el escudo del Barça. El madridista, tras la guerra del 80, se hizo amigo de Núñez. “Siempre respetaremos al Barça”, dijo en una visita a Vilanova en el pleistoceno de nuestras vidas y que conserva en color amarillento el archivo del diario. 

Florentino Pérez también hizo migas con Sandro Rosell, lo que no le impidió jugar muy sucio en el fichaje de Neymar. Esta semana, cierta prensa madrileña reclama un pasillo para el campeón del Mundialito de clubs. No se acuerdan, por ejemplo, de todas las reformas que han hecho en los lavabos del Bernabéu para evitar que el Barça disputase alguna final de Copa. 

Qué historias. Huele a el Clásico.