IDEAS

Europa respira, Francia se retuerce

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XAVIER BRU DE SALA

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Quedarán de estas elecciones presidenciales francesas dos frases para la historia. La primera, pronunciada por la perdedora: "En Francia mandará una mujer". Por fortuna para Europa, no será la hija del fascista sino la sucesora germánica de Bismarck. A pesar de la sumisión del nuevo monarca republicano a las normas de la globalización y los poderes reales, Francia seguirá sublevada contra todo y dividida sobre su propia idea de faro con la luz cada vez más mortecina.

No tan solo por contraposición a Marine Le Pen, la victoria de Macron puede ser un incentivo para la cultura de su país, más emperrada en brillar con el apoyo del Estado que en parir verdadera innovación. El nuevo líder es pragmático, poco partidario de los instalados, enemigo de los gurús y partidario de instaurar nuevas élites, capaces de competir sin partir de la base de que francés y universal son sinónimos por decreto.

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Si en términos geopolíticos y sociales Francia está atrapada en el estatismo de los privilegiados y busca una salida en un dominio de los mundialistas que incrementará la desigualdad, en los culturales puede ser de gran calado la idea de Macron según la cual -segunda frase- "la cultura francesa ha dejado de existir" y debe de ser sustituida por cultura en Francia. Para que suene tan escandaloso como es solo hay que sustituir "francesa" por "española" o "catalana" e imaginar la frase en boca de Rajoy y Puigdemont. Si el 'conseller' Santi Vila proclamara que la cultura catalana ha dejado de existir, cosa más cierta de lo que muchos creen, seguro que no llegaría a presidente de Catalunya. Macron ha alcanzado la de Francia porque ha sido capaz de pronunciarla.

¿Y si en vez de presumir de 'pascales' y lamentarse por no producir más 'voltaires', los franceses se abrieran en canal? A ver si, quebrados los tabúes, son capaces de convertir las lacerantes contradicciones del laberinto donde se han metido, el dolor local, en pasto universal.