Lujo lujazo

Es una lástima que muchas reclamaciones lingüísticas de colectivos varios no tengan respuesta de la Academia. Salvo los ricos

El presidente del Círculo Fortuny, Carlos Falcó, marqués de Griñón.

El presidente del Círculo Fortuny, Carlos Falcó, marqués de Griñón. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Es una lástima que los pobres no tengan una asociación que pueda mantener conversaciones directas con la Real Academia Española para cambiar la definición de 'pobre', al menos en alguna de las acepciones más peyorativas. Y también es una lástima que muchas reclamaciones lingüísticas de colectivos varios -el LGTB, organizaciones feministas- no reciban de la Academia sino una sonrisa conmiserativa. Busquemos 'mujer', por ejemplo. Copio del DRAE: "Mujer que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia. ¡Esa sí que es una mujer!". Los ricos, sin embargo, sí tienen asociación y sí que son escuchados por la Academia. Al menos eso es lo que dice Carlos Falcó, el marqués de Griñón, miembro del Círculo Fortuny, que agrupa a una treintena de marcas de productos de lujo. Precisamente es sobre el lujo que quieren discutir, y han quedado con Darío Villanueva, director de la RAE, para hablar y para tratar de cambiar lo que dice el diccionario.

Resulta que 'lujo' es demasiado lujoso. Incluye 'demasía', 'adorno', 'pompa', 'abundancia de cosas no necesarias'. Un exceso para los gustos sencillos de los empresarios del lujo, que se conforman, como dice Griñón, con una tortilla de patatas delante de su palacete, cocinada con un aceite de su cosecha, acabado de prensar. ¡Me emociona tanto que defiendan sus intereses y que velen por una sociedad más justa y más gramatical! Nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Es un lujo tenerlos entre nosotros.