Análisis

Lucha de clases en la universidad

LUIS MAURI

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«Por supuesto que la lucha de clases existe». La aseveración podría ser pero no es de un conspicuo izquierdista, sino del multimillonario estadounidense Warren Buffett, el cuarto hombre más acaudalado del planeta, según Forbes. Pero Buffett no concluye aquí su célebre aserto; sin interrupción, apostilla: «Y vamos ganando los ricos».

Se puede decir de muchas otras maneras, desde luego. De nuevo una persona en absoluto filomarxista, el economista y ensayista barcelonés César Molinas, constata cómo tras el colapso del comunismo y la apoteosis de la globalización, de las tres columnas de la sociedad occidental -libertad, igualdad y fraternidad, preciada herencia de la Ilustración-, la última no deja de retroceder en relación a las dos primeras.

Vienen Buffett y Molinas a cuento del tajo atizado por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, a las becas universitarias. Es evidente que la enseñanza superior en España es abiertamente mejorable. No hay ninguna universidad española entre las 200 mejores del mundo, según certifican el Shanghai Ranking y el Times Higher Education. Sí figuran  en ese grupo centros de Francia, Italia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Holanda, Alemania, Suiza, Bélgica, Israel, Brasil, México o Argentina, entre otros países, además de las intratables universidades estadounidenses y británicas, siempre en cabeza.

Está claro que algo hay que hacer con la universidad española, y que hay que hacerlo con urgencia. El ministro ha iniciado movimientos preparatorios de una reforma universitaria, pero la morosidad de la tarea impide atisbar siquiera su horizonte de  materialización. En cambio, Wert sí ha exhibido nervio y presteza al recortar el presupuesto de becas universitarias. Y ha empuñado la podadora de un modo ciertamente significativo y revelador.

El ministro niega becas a los estudiantes que obtengan una nota inferior a 6,5. Alguien podría pensar que, además de un ahorro económico, persigue elevar el nivel académico. Falso. Ese podría ser un propósito cierto si se vetara el acceso a la universidad a todos los alumnos, becados o no, que  no alcanzan el 6,5. Pero Wert solo le da con la puerta en las narices a los estudiantes que no llegan a esa nota y además necesitan una beca para poder estudiar. Y calla que los que no consiguen el 6,5 pero pueden pagarse la matrícula reciben igualmente dinero público para su formación, pues las tasas que abona el estudiante solo cubren el 25% del coste de la educación universitaria: el 75% restante corre a cargo de las cuentas públicas.

Si lo dice Buffett, será que la lucha de clases existe y que la van ganando los ricos. Desde luego, en la universidad española es así.