Los SÁBADOS, CIENCIA
Los superespecialistas
Hoy es imposible que exista un investigador renacentista, un Leonardo, que sepa un poco de todo, pero con calidad
Manel Esteller
Médico. Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras
MANEL ESTELLER
La información biológica de la que disponemos crece a un ritmo exponencial. De hecho, si hiciéramos una representación gráfica veríamos como los datos relacionados con nuestras células, genes y proteínas aumentan en una curva ascendente trepidante que es mucho más acentuada que la necesaria tecnología de ordenadores para guardarla. Es decir, pronto tendremos más puntos informativos que nuestro estómago informático puede digerir. Soluciones futuras para este problema serán el posible desarrollo de ordenadores basados en la física cuántica o así le oí decir al notable doctor Ignacio Cirac. Pero entretanto este gran volumen de datos que no cabe en ninguna parte se puede poner no en servidores locales sino en 'nubes' '. No 'cúmulus', 'cirrus' o 'nimbus' sino en ciertos lugares de la red. El problema viene porque entonces esta información sería accesible para las compañías Google, Amazon o Microsoft, y al tratarse de conocimiento muchas veces relacionado con personas individuales, deberíamos ser muy cuidadosos con lo que se 'cuelga'.
De acuerdo, pero ¿a qué viene todo esto? Espere que ahora pongo manos a la obra. La idea es que se han generado más descubrimientos científicos en los últimos 60 años que en toda la historia de la humanidad. Que desde que el primer 'homo sapiens' puso su peludo pie en tierra hasta ahora, nunca ha habido tantas personas calificadas como «científicos» en el camino de nuestro hermoso planeta azul y verde. ¿Y eso que supone? Que hoy sea casi imposible que vuelva a existir el investigador renacentista, que sepa un poco de todo pero con calidad. Leonardo Da Vinci ha muerto y ha nacido el superespecialista. Como se decía antes: «El Rey ha muerto ! Viva el Rey!». Una cosa sustituye a la otra y el ciclo de la Vida continúa.
No hago ningún juicio de valor sobre lo mencionado. Dios (o quien sea) me libre. Solo comento que la ciencia a nivel mundial ha alcanzado un grado de ultraespecialización asociado a la inalcanzable cantidad de información disponible y el limitado tiempo y cerebro que cada uno de nosotros tenemos en nuestra Tierra.
40 AÑOS EN LO MISMO
40 AÑOS EN LO MISMOHay una historia que me gusta explicar porque me es especialmente graciosa y paradigmática de estos eventos. Un investigador me dijo. «Manel, he decidido cambiar completamente el enfoque de mi vida e investigaciones». Le miré entusiasmado por saber a qué nueva área se dedicaría y me dijo: «He decidido que en vez de investigar el linfocito tipo B, ahora haré investigación sobre el linfocito tipo T». «Apaga y vamonos» pensé . Pensaba que iría a estudiar la biología de los peces en Formentera y ahora me sale con estas. Pero para él era un campo totalmente nuevo, tal es el grado de superespcialitzación que células y problemas aparentemente similares requieren carreras profesionales y experiencias de investigación diferentes. Hay investigadores que llevan 40 años estudiando la misma proteína. Nadie sabe más de aquella molécula biológica que ellos. Son la referencia mundial. Pero hay que ser de una pasta especial para dedicarle toda tu vida a una cadena de aminoácidos por muy bonita que sea. Son los superespecialistas. De la misma manera le es muy difícil al oncólogo de pulmón preguntarle por el cáncer de mama. Te mirará con cara un poco extraña y pensará de qué galaxia lejana vienes. Pero al mismo tiempo será el mejor experto en ese tumor y referencia mundial y, por supuesto persona clave para que avance el conocimiento de aquel subtipo tumoral específico. A nivel técnico, tres cuartos de lo mismo de lo mismo: al 'master del universo' de la espectrometría de masas (palabra impresionante) no le hables de RNA de interferencia. En nuestra cabeza, por más o menos grande que lo tengamos, ya no cabe todo. ¡Au revoire, Aristóteles!
PARA ESTUDIANTES
PARA ESTUDIANTESUn consejo. Ahora sí que me atrevo. Va dirigido a los chicos y chicas más jóvenes, pre-universitarios y universitarios. Antes de que profundicéis en un problema concreto que nos devorará por muchos años, picotead un poco. Si os interesan las ciencias biomédicas, mirad la insulina antes de examinar la sinapsis, estudiad los protozoos pero no olvideis la cóclea, purificad el ADN pero aprended la fotosíntesis, analizad el cáncer pero recordad las arterias que se obturan. Quizás un día lejano, lo que aprendisteis en un campo de conocimiento diferente, os dará la idea necesaria para resolver vuestro problema concreto en el modelo de superespecialista que estáis estudiando. Como la arena mojada de la playa inspiró a Gaudí o una manzana que caía hizo reflexionar a Newton. O así lo dice la leyenda. Tened bien abiertos los ojos al mundo en su inmensidad. Como le decía Sherlock Holmes a su paciente y tolerante compañero Watson: «Usted mira, pero no observa». Recuerdad intentar no perder la perspectiva de las cosas y que todo sume para ayudar a que el conocimiento científico avance, llegue a todos y represente una mejora para nuestra sociedad.
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