Dos miradas

Los ojos más tristes

Òscar Camps nos interpela a todos, no para salvar el mundo, sino para salvar vidas concretas de hombres y mujeres y niños y ancianos que mueren en el mar

Rescate de una embarcación hundida en aguas de Libia.

Rescate de una embarcación hundida en aguas de Libia. / .44358679

Josep Maria Fonalleras

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Al finalizar el acto de inauguración del curso académico de la Universitat de Girona, el profesor José Antonio Donaire me comentó: "Lo que más me ha impactado ha sido su mirada; creo que son los ojos más tristes que he visto nunca, como si se hubieran agotado de ver tantas muertes silenciosas". Se refería a Òscar Camps, de Proactiva Open ArmsÒscar CampsProactiva Open Arms, que acababa de pronunciar una lección sobre "la determinación de salvar vidas". Así es como se conoce el momento en que alguien enfila su discurso: pronuncia una lección. Es decir, "hace oír públicamente".

La diferencia fundamental es que Camps no habló de sus investigaciones, de la influencia del racionalismo en el desarrollo de la arquitectura del siglo XX, de los primeros casos de homínidos en la península Ibérica o de la pervivencia del etrusco en las lenguas indoeuropeas. Camps habló con la mirada triste. Con un tono de voz bajo que de vez en cuando se exaltaba y se convertía en un grito, dijo hombres y mujeres y niños y ancianos que mueren en el mar. "He venido a interpelaros, porque os necesitamos a todos". No para salvar el mundo, sino para salvar vidas. Concretas. Y necesarias para que la humanidad no se hunda, moralmente, mientras se hunden sus cuerpos. A diferencia de aquel capitán del poema de Auden que se alejaba del desastre porque pilotaba un barco que tenía un destino amable, Camps sabe (y dice) que su destino es el desastre. Para tratar de evitarlo.