En primera persona

Los gonzález y los sonidos del verano

«En esas estamos. Sin niños por casa. disfrutando del silencio y al mismo tiempo sufriendo un espacio ahora huérfano de agudos sonidos infantiles»

El cantante y compositor Luis Fonsi,  responsable del éxito 'Despacito'.

El cantante y compositor Luis Fonsi, responsable del éxito 'Despacito'.

SERGI TORRES

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Definición del diccionario de la RAE de 'rodríguez': «Hombre casado que se queda trabajando mientras su familia está fuera, normalmente de veraneo».

Aunque el término 'rodríguez' ya nos suena a una figura obsoleta que tuvo su origen en el 'boom' turístico de los años 60 y 70, representado icónicamente por el gran José Luis López Vázquez, en algún momento de nuestras vidas rodríguez somos todos y todas. Eso sí, con mayor o menor éxito de supervivencia.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, junto a los y las rodríguez que todavía comparten vida marital, coexisten (coexistimos) otros especímenes sociales que podríamos bautizar como los gonzález: hombres y mujeres (en este caso no ha lugar a la cavernícola diferenciación sexista imperante en la España tardofranquista) separados y con hijos que se quedan trabajando o bien pasando las vacaciones sin hijos en casa mientras sus hijos están pasando las vacaciones con su excónyuge según mandato o acuerdo de convivencia quincenal veraniega. Y en esas estamos ahora mismo. De gonzález, sin niños transitando por casa y con una extraña sensación ambivalente. Disfrutando del silencio y al mismo tiempo sufriendo un espacio ahora huérfano de los agudos sonidos infantiles de nuestros queridos enanos. 

La canción del semestre

Hablando de sonidos. Además de los de las obras en la ciudad y de los derivados del llamado 'procés', amplificados desde tertulias mediáticas y de bar, el verano está lleno de sonidos. Y si hay uno en esta época que ya lleva unos cuantos meses martilleando nuestras cabezas para instalarse ahora definitivamente en ellas es sin duda 'Despacito', la canción ya no del verano sino del semestre y lo que te rondaré, morena. Y confieso que yo tampoco he podido evitar cantarla hace unos segundos al escribir des-pa-ci-to.

Por si hay alguien que al leer este artículo no resida en este planeta, diré que la canción del momento versa sobre un encuentro casual en un baile entre un hombre y una mujer. Un acercamiento progresivo de alto voltaje sexual pero que en teoría se desarrolla de una manera lenta y prolongada (nada de arrebatos incontinentes que dan lugar a consumaciones precoces), y que el cantante va glosando detalladamente por entregas. El macho alfa protagonista inicia el ataque pretendiendo respirar el cuello de su presa, desnudarla a besos, pasando por desear hacer un manuscrito de su cuerpo y acabando por querer hacerlo con ella en una playa de Puerto Rico y provocar sus gritos hasta que olvide su apellido. Pero no pasa de mero deseo. Lo único que consuma en realidad es bailar con ella, eso sí, muy pegaditos. Y eso ya lo cantó en su día Sergio Dalma.

Ni despacito ni precoz

Despacito es pues pura pretensión sin acto de facto, ni despacito ni precoz. Un timo en toda regla no solo para los gonzález de turno, también para todos a los que cada vez se les hace más cuesta arriba tener que iniciar una relación conociendo a otra persona ya sea despacito o deprisita y corriendo. O sea que la canción más cantada, bailada, tarareada, versionada y parodiada de la historia, con permiso de la 'Macarena', suena a cuento chino. Una tensión sexual no resuelta, un simple desiderátum, un 'coitus interruptus'. 

En los tiempos en los que las relaciones personales (eufemismo ilustrado de ligar) van a ritmo instantáneo de 'like' cibernético, el rey de los sonidos del verano nos aconseja ir pasito a pasito y suavecito, y sin garantías de éxito. Pero a la mayoría no nos sobra ni el tiempo ni la paciencia. En cualquier caso, súbeme la radio y bailemos por si acaso.