IDEAS

Los dos Thomas

JAUME SUBIRANA

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En el País de Gales durante 2013 se ha celebrado el centenario del nacimiento de R. S. Thomas (rsthomas.org), el poeta que escribió: «He mirado esta tierra largamente / intentando entender / el lugar que ocupo». Bien, hay quien cree que decir «celebrar» es decir mucho, porque las autoridades galesas no han dedicado ninguna partida a la conmemoración. A parte de cuestiones estéticas y vagamente ideológicas (R. S. Thomas escribía en inglés pero es considerado un nacionalista acérrimo), la razón oficial es que guardaban el presupuesto para el 2014, cuando se cumple un siglo del nacimiento de Dylan Thomas. Para él, sí que el Gobierno galés (con la ayuda del British Council, el Ayuntamiento de Swansea y otros organismos) tiene un presupuesto de 750.000 libras que la gente de la cultura considera significativo. Cuando les he dicho que el Año Espriu había tenido un presupuesto de un millón de euros del Departament de Cultura me han hecho repetir la cifra, educadamente inseguros de mi inglés.

En nuestro caso parece que la dotación del Año Espriu ha dejado sin presupuesto al Año Vinyoli de 2104. De la misma manera que el Tricentenario y sus fastos multiformes han drenado la celebración del centenario de la Mancomunitat de Catalunya, una de las primeras estructuras de estado de las que fuimos capaces de dotarnos los catalanes. Dylan Thomas es un personaje conocido en todo el mundo mientras que R. S. Thomas era un cura arisco... ¿Qué tenía Espriu que no tenga Vinyoli? ¿Qué tiene el 1714 que no tenga el 1914?

Oriol Izquierdo escribió advirtiendo del riesgo de que, como pasa con los eucaliptus, el esplendor de los premios literarios no acabase desertizando el suelo de la literatura catalana. Ahora tal vez tenemos que padecer que el «celebracionismo» fuera de escala oscurezca la riqueza y la diversidad del sector y medio justifique los recortes en proyectos enraizados en el territorio y duraderos más allá de celebraciones. Quizás habría que hablar de dimensiones y direcciones, además de gustos literarios, impactos de prensa y calendarios electorales.