Los 'cazachorizos'

Las empresas de recursos humanos deberían analizar cómo eligen los partidos a sus tesoreros

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Albert Sáez

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Uno de los grandes retos de la gestión de los recursos humanos en las empresas es la selección de personal. Hace décadas que el 'manegement' aconseja limitar la promoción interna a partir de ciertos niveles de dirección y apostar por el consejo externo de profesionales. Así han surgido las potentes consultoras de 'headhunters' que acaban siendo entidades con un gran conocimiento de los secretos de las grandes compañías. El auténtico propósito de los cazatalentos no es elegir al mejor en términos absolutos sino al mejor para el puesto que se pretende cubrir. Ahí intervinienen elementos de formación y experiencia, pero también de carácter y de personalidad. La psicología ayuda, pero como todas las ciencias humanas no es exacta. Demasiadas veces el consultor no descubre el acierto o el error hasta que ya es demasiado tarde. 

Los partidos políticos son, entre otras muchas cosas, organizaciones que se dedican a seleccionar cuadros directivos. Aunque algunos lo nieguen ahora para desprestigiar a Pedro Sánchez, hay siempre una correlación entre quienes ascienden en los partidos y quienes acaban dirigiendo las instituciones. Si un partido no elige a los "mejores" para su dirección no lo hará tampoco para los cargos públicos que deberá proveer. Pero los partidos también son en si mismos empresas que hay que gestionar. Buscan gerentes y tesoreros. Según estamos viendo ahora se trata de puestos clave. Todos los tesoreros del PP menos uno están siendo investigados. Igual que los de la antigua Convergència. Y antes lo fue alguno del PSOE y de UDC. La buena o mala financiación de los partidos pasaba por sus manos. Y a pesar de que estén todos en el banquillo no parece que la selección haya estado mal hecha. Quienes eligieron a Luis Bárcenas o a Daniel Osàcar sabían lo que hacían. Les hemos visto impertérritos, A uno aguantando un chaparrón de insultos durante cuatro horas en el Congreso de los Diputados, Y al otro, la lengua viperína del fiscal Sánchez Ulled. Ni se han inmutado ni mucho menos han perdido los nervios diciendo lo que no debíanj. No eran los mejores financieros ni administradores, los eligieron por su capacidad para guardar secretos. Para ser 'cazachorizos' hay que ser igual de diligente que para ser cazatalentos.