EL DESAFÍO SOBERANISTA

Los catalanes y el referéndum: no se admiten simplificaciones

Ninguna posición sobre el referéndum tiene la capacidad, por sí sola, de imponer su salida. Es obligado, pues, un acuerdo entre grupos diversos.

Artur Mas, Joana Ortega y Irene Rigau posan en el Arc del Triomf antes de su declaración en el TSJC.

Artur Mas, Joana Ortega y Irene Rigau posan en el Arc del Triomf antes de su declaración en el TSJC. / periodico

ORIOL BARTOMEUS

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La segunda cumbre del Pacte Nacional pel Referèndum puso de manifiesto algo que los datos de encuesta vienen diciendo desde hace tiempo: Catalunya no está dividida en dos partes (escindida, según dicen interesadamente algunos), sino más bien en tres, claramente diferenciadas.

Los datos del último sondeo de Gesop para EL PERIÓDICO, realizado a mediados de diciembre ponen en evidencia esta realidad. Si se comparan las respuestas a las dos preguntas fundamentales sobre el posible referéndum de independencia aparecen nítidamente tres segmentos. Por un lado, están aquellos electores que quieren que se celebre el referéndum aunque no sea acordado con el Estado, y que votarían afirmativamente en caso de que este se acabara celebrando. El segundo grupo lo formarían aquellos electores que solo querrían que se realizara el referéndum de forma acordada y que muestran intención de votar 'no'. Finalmente, los que no quisieran que se celebrara en modo alguno el referéndum (y que obviamente votarían 'no' en caso de que finalmente se celebrara). Conjuntamente, estos tres segmentos representan el 77% de la muestra del citado sondeo.

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El primer grupo es el más numeroso y agruparía el 38% del censo electoral, algo más de dos millones de electores, una cifra muy similar a la de los que votaron 'sí' en la primera pregunta del 9-N. Los partidarios del voto negativo en un referéndum acordado representarían uno de cada cuatro electores catalanes, mientras que los contrarios a cualquier referéndum sumarían el 15% del total.

GRUPOS DE DIMENSIONES MÁS PEQUEÑAS

La encuesta también detecta otros grupos de dimensiones más pequeñas (inferiores al 10%). Entre estos estarían los defensores del referéndum acordado que votarían 'sí' o que no tienen decidido el voto, o los que propugnan la celebración de un referéndum aunque no sea acordado pero optarían por el voto negativo.

El dibujo resultante de los datos no admite simplificaciones ni falsas dicotomías. La cuestión del referéndum es más compleja de lo que podría parecer, y en ningún caso hay una mayoría clara. Ni para celebrar un referéndum sin acuerdo, ni para proclamar la independencia si se llega a hacer el referéndum. Ninguna posición tiene la capacidad, por sí sola, de imponer su salida. Es obligado, pues, un acuerdo entre grupos diversos.

EL ESPACIO INTERMEDIO

El bloque más codiciado es el de los que defienden la celebración de una consulta acordada y legal. Si se parte de la base de que los defensores del referéndum unilateral y los que no quieren el referéndum de ninguna de las maneras no variarán su posición, la clave la tienen los que se sitúan en un punto intermedio y tienen suficiente dimensión para otorgar la mayoría a unos u otros. Este es el objetivo no disimulado del flamante Pacte Nacional pel Referèndum, que recoge la intención por parte de las fuerzas independentistas de ampliar la base de apoyo a su causa mediante la aceptación de la hipótesis (poco plausible) de un referéndum acordado con el Estado, por lo que el 'procés' incluya incluso a los que están dispuestos a votar 'no' en el caso de celebrarse una consulta legal.

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Solo si este grupo se añade a la demanda de un referéndum, esta podría quedar legitimada (aquí y en el exterior) con una clara participación mayoritaria, el elemento clave para evitar el fantasma de repetir el 9-N (cuando solo participó el 35% del censo), lo que pondría el proceso independentista en un verdadero callejón sin salida.

¿TIENE LA LLAVE LA FISCALÍA?

Ahora bien, como es posible que este segmento decisivo termine apoyando la salida unilateral, a la vista de que es prácticamente imposible un acuerdo con el Gobierno de Rajoy. Aquí está la clave para descoyuntar el procés, ya sea para hacerlo avanzar o para dejarlo herido de muerte. El sondeo de EL PERIÓDICO da algunas claves para entender los pasos inmediatos que se están dando por parte de las fuerzas independentistas. Así, a pesar de que la gran mayoría (cerca del 90%) de los partidarios del referéndum legal defienden que todos, tanto ciudadanos como políticos, debe cumplir las leyes y que el respeto a la ley es la base de la democracia, la mayoría de estos se alinea junto a los favorables al referéndum unilateral cuando defienden que juzgar un político por consultar a los ciudadanos es atentar contra la democracia o que Artur Mas no debió ser juzgado por el 9-N.

El proceso judicial contra Mas puede haber sido un elemento para acercar a los partidarios de la vía acordada y la unilateral y hacer más posible la mayoría que necesitan los independentistas, y que ahora todavía no tienen.