Siete x siete

L'Oréal, porque tú lo vales

OLGA Merino

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Si mi primo Manolo, que trabaja en la Seat de Martorell, regresara de las vacaciones en Almería contándome que ha visto, tras un chapuzón, el logotipo de la empresa automovilística estampado en el lomo de un jurel, me preocuparía muy seriamente por su salud mental.

Es lo que le sucedió aFèlix Millet. Que se largó a las Maldivas con toda la parentela, a cuenta de la Fundació, y atisbó un pez con una mancha en el costado que le recordó el anagrama de la constructora Ferrovial. Hay que ser un maníaco de manual para ponerse a hacer arqueo de caja en pleno paraíso tropical, entre cocoteros y aguas de color turquesa. Vamos, peor que Tío Gilito cuando se le cegaban los ojos con el símbolo del dólar.

Eso es lo único que nos queda: disfrutar con sentido del humor de la impagable correspondencia del saqueador confeso del Palau –digna de ser publicada en volumen de tapas duras y pan de oro–, porque de lo otro, de la comisión circense en el Parlament, no sacaremos nada en claro.

Las corruptelas y sus variantes, de tan universales, se han convertido en unreality showen sí mismas, puro espectáculo. En todas partes cuecen habas gordísimas, ahora en Francia, con la presunta financiación ilegal de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Al parecer,Sarkozytambién acudía a lassoiréesen la mansión de madameBettencourt,heredera de un imperio cosmético, en las que se repartía dinero en metálico. L'Oréal, porque tú lo vales. ¿Musitaría esa consigna el entonces alcalde de Neuilly-sur-Seine al acariciar el sobre acolchado en el bolsillo de su americana?

Puede que sea el legado de una educación tardofranquista –entonces elglamurestaba al otro lado de los Pirineos–, pero no puedo evitar que el escándalo L'Oréal, con sus ribetes dethriller, me deslumbre. Millonarios de cuna, mayordomos perversos, islas que son regalos, grandes bufetes de abogados, amantes y gigolós… Todotrès chic, très français. El caso Palau, en cambio, adolece de un aire casposo. Aquí salen a relucir cartas que inducen a la carcajada y tíquets del desayuno, el Cacaolat incluido.