ANÁLISIS

Lopetegui, del cielo al infierno

zentauroepp45214000 sevilla real madrid180926235332

zentauroepp45214000 sevilla real madrid180926235332 / J. M. VIDAL

Mónica Marchante

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Viendo al Real Madrid del Sanchez Pizjuán, solo siete días después de haberle visto bordar el fútbol frente a la Roma, me vino a la mente esta frase del inolvidable Manolo Preciado: “Ni somos el Bayer Leverkusen ni somos la última mierda que cagó Pilatos”. Qué gran verdad y qué difícil parece a veces inculcarla en los entornos futboleros.

Es necesario huir de las euforias y de las depresiones como estado de ánimo para hacer una reflexión ecuánime y acertada. En el entorno vociferante y bufandero en el que nos movemos últimamente, cada vez es más difícil tomar distancia y analizar lo que sucede entorno a equipos como Barça o Real Madrid con perspectiva y objetividad.

Ese trabajo le toca ahora a Julen Lopetegui en el club de Concha Espina. Más allá de que quienes dimitieron en el primer tiempo de Sevilla fueron sus jugadores, debería Julen evitar que las ramas no le dejen ver el bosque. Nada más terminar el partido  la brillante maquinaria de comunicación del club había elegido su mensaje: “ Hemos regalado 45 minutos”. Hasta en cinco ocasiones pronunció esa frase Casemiro en Movistar+. Butragueño siguió la línea abundando en los méritos del Sevilla de Machín.

Isco, Benzema, Bale

Todo es cierto. Tan cierto como que un once como el que sacó el Rea Madrid en el Pizjuán no puede permitirse ser avasallado de esa forma por el Sevilla, un equipo con una defensa de circunstancias y un centro del campo tan alegre e impetuoso como temerario en defensa.

Igual de cierto es que sin Isco el Madrid pierde un manantial de juego, pero ésa no fue la causa del descalabro sevillano, más explicable desde bajos estados de forma alarmantes en jugadores clave, hasta ahora intocables en el once blanco como Marcelo, superado una y otra vez por las incursiones de Navas. Ni la jerarquía de Ramos, ni la varita de Modric, ni la aparición de Asensio. Tampoco hubo noticias de Benzema. No hubo nada salvo alguna aparición de Bale.

Lopetegui se pone el sábado el termómetro ante su primer verdugo de la temporada, ese que parecía fuera de la liga hace solo tres días. La fiebre dictará si hay infección... o es un constipado.