EL USO POLÍTICO DEL 17-A

Los límites de la decencia

Qué asco y qué miseria utilizar la muerte y la agonía para coartar las libertades de nuestros conciudadanos

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ANDREU PUJOL MAS

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Los cuerpos de los difuntos todavía estaban calientes, los estómagos cerrados con nudos, los cerebros bloqueados en estado de choque y todavía no habíamos ni empezado el luto. Barcelona había sido violentada y turbada en su centro neurálgico y no dábamos crédito. Un paseo alegre, ajetreado y colorido se había convertido en un infierno, en un paisaje desolador irreconocible.

Mientras todo esto pasaba, los límites de la decencia no impedían que alguien encendiera el ordenador para escribir un artículo rabioso que intentara sacar provecho político del dolor. Los topes de la dignidad no conseguían evitar que un insensato sacara punta al lápiz para dibujar una viñeta que llevara el agua al molino del miedo. No eran esbirros que escribían y dibujaban para gacetillas de grupúsculos extremistas marginales, ni para panfletos sectarios vigilados de cerca por la policía. Lo hacían desde los principales medios españoles y desde allí señalaban las víctimas como culpables.

Catalunya y su capital tenían la culpa de haber osado plantearse un futuro diferente y el castigo divino esta vez no eran las plagas bíblicas de Egipto, sino que había llegado, sin miramientos, en forma de furgoneta asesina. Demasiada frivolidad con asuntos sagrados.

Antes parecía ser que los Mossos estaban a las órdenes del independentismo radical. Ahora, que los terroristas eran voluntarios por el referéndum del próximo mes de octubre. No sé si esto significaba que la desgracia que hemos vivido estos días era una 'performance' de polis y cacos entre amigos o, simplemente, una muestra de incoherencia de donde dije digo, digo Diego.

Qué asco y qué miseria utilizar la muerte y la agonía para coartar las libertades de nuestros conciudadanos. Qué vergüenza haber tenido que presenciar este lamentable espectáculo. Y qué ganas de seguir adelante con nuestra existencia, aunque sea para no contentar los terroristas ni aquellos que los quieren utilizar según su conveniencia.