Legislatura corta... o interminable

A cambio de la abstención, Rajoy debe renunciar a disolver las Cortes, tratar con magnanimidad al vencido y ofrecer grandes acuerdos

SEGUNDO INTENTO Rajoy volvió a pedir ayer la investidura al Congreso.

SEGUNDO INTENTO Rajoy volvió a pedir ayer la investidura al Congreso.

XAVIER BRU DE SALA

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Ya lo decía el gran Tocqueville, que incluso en democracia resulta imposible ir a la contra de las ideas compartidas por todos. Esperemos que no sea el caso. Antes de aceptar como dogma que nos encontramos ante una legislatura agónica y caótica, más nos vale analizar con detenimiento la situación de los dos que pueden poner el punto final, sin olvidar que en política el abismo se encuentra como muy lejos a dos pasos. Dado que las coaliciones, incluso las ocultas, no se basan en la confianza sino en la conveniencia, lo más probable es que la legislatura sea larga.

Se supone que Rajoy denunciará al PSOE por intransigente y poco fiable y que el PSOE acusará Rajoy de exigir caramelos en forma de votos gratuitos a pesar de que la bolsa se agotó el día de la famosa abstención. Pero los hechos son discurso moderado discurso moderadoy predisposición al pacto. A renglón seguido se aprobarán los presupuestos.

A pesar de las tensiones, el pacto puede proseguir tanto tiempo como interese a los dos contendientes, según afirma el manual de las coaliciones ocultas. 

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Queda claro que el PSOE está divididodividido. Ignorar que los contrarios a la rendición llegan al 40% es temerario. Sobre todo, si observamos que esta división favorece el 'sorpasso' de Podemos. Si hicieran caso a Borrell y al cálculo, Susana Díaz y los suyos aceptarían las 11 abstenciones. Si exigen disciplina, es porque hay coalición oculta. Si el PSOE se abstiene en masa, es que tenemos coalición oculta. Rajoy habrá tenido un número relativamente bajo de votos en contra, y esto lo consolida. Por su parte, el PSOE no necesita meses sino años, quizás más de cuatro, para rehacerse.

MAGNANIMIDAD Y ACUERDOS

A cambio, Rajoy debe renunciar a la tentación de disolver las Cortes, tratar con magnanimidad al vencido y ofrecer grandes acuerdos, como el de una ley de Enseñanzaley de Enseñanza, la reforma del mercado laboral y de las pensiones, además de presupuestos ‘sociales’. Recordamos que Rajoy echó a Gallardón y Wert por demasiado derechistas. Legislatura mariana pues, con un gobierno escorado al centro y mucho más dialogante que el anterior. Caramelos al PSOE, dureza compartida ante el independentismo.

La alternativa, que son las elecciones, comporta más riesgos, y Rajoy no es partidario de jugársela. Si no llegara a la mayoría absoluta con Ciudadanos, debería irse. Si la legislatura es corta y Rajoy no obtiene un triunfo apoteósico, Rivera, que se habrá hartado de proponer consensos, podría acusarlo de no saber pactar y exigir su relevo. En cambio, si hace concesiones y la recuperación no se trunca, la efervescencia social e izquierdista remitirá y los socialistas podrán verse bien tratados en los sondeos (que ya sabemos como se cuecen en Madrid), mientras Podemos se debe conformar con la marginalidad y la inoperancia.

¿Legislatura corta? Incluso el corresponsal del 'Financial Times' ha picado, y escribe que el PSOE no actúa por convicción sino por miedo. ¿Convicción como motor de los pactos? ¿Ha aterrizado en Marte? Suspenso en análisis político. Rajoy y Díaz actúan por conveniencia, dentro de la cual el miedo es un ingrediente que se conjura con determinación. Para bien y para mal.