La rueda

La lectura española de las municipales

El resultado del 24-M en Catalunya será más bien depresivo para el nacionalismo español

ENRIC MARÍN

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La conquista de la Liga de fútbol por el Barça coincidió con la conquista de la Euroliga de baloncesto por el Madrid. Y eso provocó un hecho prodigioso, casi paranormal: durante unas horas, para los medios editados en Madrid el deporte rey ya no era el fútbol, era el baloncesto. Este cambio repentino de los criterios de relevancia informativa permitía hacer más digerible la frustración provocada por un curso futbolísticamente triste de la entidad dirigida con mano de hierro por Florentino Pérez.

No hace falta una gran perspicacia para sospechar que con la lectura española de las elecciones municipales en Catalunya pasará algo similar. Como es sabido, la credibilidad de las encuestas en momentos de cambio social y político es muy limitada. Ahora bien, la mayor parte de las aproximaciones demoscópicas parecen indicar que los futuros gobiernos locales en Catalunya serán, en líneas generales, más soberanistas y más izquierdosos que los actuales. De hecho, las perspectivas electorales de los partidos dinásticos en Catalunya son muy poco alentadoras. Y en Barcelona todo apunta a una composición más diversificada que obligará a acentuar la cultura del pacto. Un Ayuntamiento situado más a la izquierda en el que la mayor parte de los actores -incluyendo la coalición liderada por Colau- comparten un planteamiento soberanista, no siempre independentista. Una composición compleja que reflejará una ciudad también plural y compleja. En todo caso, la lectura de las municipales en Catalunya resultará más bien depresiva para el nacionalismo español. Pero, por más estrecho que sea el margen de interpretación, seguro que será aprovechado para hacer una lectura periodística que no choque con el delirante imaginario de la sociedad catalana construido por las élites políticas y mediáticas madrileñas en los últimos años. Y así hasta el 27-S.