Pequeño observatorio

Las siempre difíciles biografías

JOSEP MARIA ESPINÀS

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En el semanarioEl Temps,Àlex Gorina publicó un artículo sobre las biografías. Mostraba su preferencia por la biografía no autorizada deClint Eastwood, escrita porPatrick McGilligan, «precisamente porque no es oficial». Afirma, asimismo, que esos libroslegales, revisados, controlados y bendecidos por el sujeto son del todo sospechosos: «Está claro que los que no lo son pueden incurrir también en errores, ausencias o visiones tendenciosas».

Tiene razón. Y la conclusión de estas consideraciones sería que ninguna biografía o autobiografía es de fiar, si es que esperamos encontrar una información perfectamente exacta sobre la vida del personaje en cuestión. Quizá el error es creer que en una biografía debemos encontrar laverdadde una persona. Una supuestaverdadabsoluta. Y esto es imposible.

Dejo a un lado, ahora, las biografías que son solo un material publicitario a medida, como podría ser el caso de algún personaje del cine, del deporte, de la política y de la canción. Se llaman biografíasautorizadasporque son para quedar bien. Esa especie de libros pueden ser atractivos para los devotos fans de los biografiados, pero escasamente interesantes para un historiador.

Vamos ahora con las biografías hechas con voluntad de solvencia, de rigor, de contar cómo es o cómo era un personaje. En estos casos no hay nadie que ejerza ningún tipo de presión y control sobre el biógrafo, que examinará con libertad cartas, documentos y testimonios varios sobre alguien.

Pero ¿esto asegurará un resultado absolutamente y objetivamente fiable? Lo dudo. Que yo lo dude, sin embargo, no significa que niegue el valor, los esfuerzos y los aciertos que pueden encontrarse en un trabajo biográfico. Además, una biografía no es un expediente administrativo donde se recogen una serie de datos. Una buena biografía también puede ser un producto literario de alta calidad. Y aquí entra en juego otro riesgo de la biografía: la interpretación de los hechos.

La convicción sobre este derecho a interpretar, a veces temerariamente, que acompaña a algunos biógrafos, no es incompatible con la consulta al interesado. Si se prescinde de él, aumenta la posibilidad de hacer afirmaciones objetivamente falsas. La verdad es que la biografía es un género literario apasionante, pero, por su definición, imperfecto. Como la vida misma.

Evidentemente, si el biógrafo es unescandalógrafo, eso ya no es biografía; es otra cosa.