Análisis

Las recuperaciones

Las cifras muestran que el corazón de la economía española, el mercado laboral, no se está recuperando

Cola ante una oficina de empleo, ayer en Madrid.

Cola ante una oficina de empleo, ayer en Madrid.

RAMON XIFRÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los datos de la EPA del tercer trimestre empiezan a confirmar la forma peculiar en que España está dejando atrás la crisis. Las cifras agregadas sobre el comportamiento del mercado laboral son buenas, y además consolidan una tendencia de recuperación que se viene experimentando desde hace varios trimestres. Pero, en realidad, estas grandes cifras y los titulares a los que dan pie son la consecuencia de unos procesos y unas dinámicas que pueden ser muy preocupantes.

¿Qué nos dicen las cifras sobre el mercado laboral en su conjunto? En este tercer trimestre hubo 182.000 ocupados más que el anterior. En términos intertrimestrales, es el mejor tercer trimestre desde el 2006. Desde entonces nunca había crecido tanto el número de ocupados. Además, este crecimiento se está acelerando. En variaciones interanuales, si retrocedemos al 2012, en el tercer trimestre de ese año se perdían un 4,4% de los ocupados y a partir de entonces las pérdidas fueron cada vez menores. En el segundo trimestre del 2014 la economía española pasó de destruir ocupación a crearla, y el crecimiento se ha acelerado hasta hoy.

¿Qué hay detrás de este comportamiento? En otras palabras, ¿cómo son los empleos que están apareciendo y qué está sucediendo en el mercado laboral en su conjunto? En primer lugar, con respecto al trimestre anterior la población activa se ha reducido en 116.000 personas. Son personas que ya no buscan trabajo y que, en este sentido, han sido expulsadas del mercado trabajo. Suelen ser o jóvenes o personas de más de 55 años. De hecho, la población activa se viene reduciendo desde el 2012 y la que recoge la última EPA se corresponde con la del primer trimestre del 2008. La primera clave para valorar adecuadamente estos datos es que la reducción de la tasa de paro se debe en buena parte a la reducción de activos, a la expulsión de trabajadores del mercado por distintas razones. Y eso no es buena noticia.

En segundo lugar, los 182.000 nuevos ocupados de este trimestre se corresponden de hecho con 18.900 bajas de contratos indefinidos, 4.800 bajas de autónomos y 205.500 altas de contratos temporales. Y de nuevo estos datos son consistentes con lo que viene sucediendo durante los últimos trimestres: se finiquitan contratos indefinidos y desaparecen puestos de trabajo de autónomos, mientras que a la hora de hacer nuevos contratos se prefieren los temporales. Este patrón de mutación de contratos no es lo que esperaríamos de una economía que esté en una senda de recuperación estable. La sustitución de contratos fijos por temporales es propia o bien de momentos económicos difíciles en los que hay incertidumbre sobre el futuro o bien, alternativamente, de la combinación de una legislación laboral defectuosa y un comportamiento empresarial cortoplacista y extractivo.

Pero el dato más preocupante es el número de personas en paro de larga duración, es decir, que llevan más de dos años en paro. Hay 2.158.000 ciudadanos en esta situación. Este nivel, levemente por debajo del del 2014 y el 2013, representa multiplicar por cinco la cifra del 2009 y por nueve la del 2008.

Lo que algunos, desde la distancia, presentan como una recuperación modélica, otros, dependiendo de su situación, lo viven en realidad como un mensaje absurdo que no comprenden y no experimentan. Pero las cifras muestran que el corazón de la economía española, el mercado laboral, no se está recuperando.