Pulso independentista

Las prioridades y la valentía en política

La respuesta más responsable es ahora proteger la institucióncon la convocatoria de elecciones por parte del 'president'

Carles Puigdemont i Jordi Turull antes de la reunion de Govern

Carles Puigdemont i Jordi Turull antes de la reunion de Govern / periodico

LAIA BONET

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Los escenarios óptimos en el conflicto Catalunya-España hace tiempo que quedaron atrás. Óptimos en términos de solución del conflicto. Esta debería ser la actitud de ambas partes. Con responsabilidad y valentía. Permítanme, sin embargo, esbozar las premisas de las que parto.

Causas. La crisis viene de lejos, pero la escalada arranca con la reforma del Estatut y la posición del PP, su recurso al Tribunal Constitucional, la subsiguiente sentencia y su negativa a abordar una vía de diálogo cuando se planteaba a partir de la identificación de un listado de cuestiones concretas.

Acuerdo. Solo es posible imaginar una solución si es fruto del diálogo y el acuerdo y, por definición, toda negociación conlleva cesiones. Esto es hacer política. La imposición y la unilateralidad, ni por un lado ni por otro, permiten resolver nada.

Internacionalización. La estrategia de buscar apoyo internacional era comprensible ante el no en el diálogo sobre las legítimas demandas de mejora del autogobierno. Pero he sido siempre escéptica sobre la eficacia de esta estrategia. Asumirla implicaba ser consciente de las exigencias mínimas de la comunidad internacional: el respeto a las reglas del juego. El #TenimPressa ha sido un elemento de debilidad en este sentido.

Ruptura. El Pleno del Parlament del 6 y 7 de septiembre, con la ruptura del principio de legalidad incluso respecto al Estatut, implicaba situarse institucionalmente a la intemperie en términos de credibilidad internacional y de posibilidad de proteger no solo la hoja de ruta independentista sino, sobre todo, las propias instituciones. Los excesos policiales no cambian esta situación aunque se haya captado la atención de medios internacionales.

El 155. Creo que la literalidad del requerimiento efectuado por el Estado no permitía hacer uso del artículo 155 dada la confirmación de que la declaración de independencia no había sido votada. También creo que las medidas anunciadas por el Gobierno superan claramente los límites de la letra y el espíritu de la Constitución y vulneran también el Estatut. Asimismo, constato la dificultad de aplicar efectivamente algunas medidas anunciadas y su inutilidad en términos de resolución del conflicto.

Preservar la institución

Vuelvo a la reflexión inicial. La prioridad de un líder político debe ser la preservación de la institución que representa. La valentía, en política, pasa por tomar decisiones a menudo difíciles de explicar a aquellos que están cerca, pero imprescindibles para proteger los intereses de toda la ciudadanía y no solo los intereses propios. Las medidas anunciadas suponen de facto la supresión de la autonomía de Catalunya. Hoy, desgraciadamente, creo que la única respuesta desde la responsabilidad, la valentía y la dignidad, es proteger la institución con la convocatoria de elecciones por parte del president. Y eso no es aceptar chantajes ni renunciar a ningún proyecto. Es asumir la responsabilidad y valentía imprescindibles