INTANGIBLES

Las pensiones entran en campaña electoral

El Pacto de Toledo provocará la mayor discrepacia entre partidos

JESÚS RIVASÉS

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Más de 20 años después de la firma del Pacto de Toledo, aprobado en el Congreso en marzo de 1995, las pensiones acaban de entrar de lleno en la precampaña electoral y podrían convertirse en uno de los temas estrella. Tampoco es descartable que, tras los primeros rifirrafes, todos los partidos decidan hurtar otra vez ese debate a los ciudadanos, al grito de "las pensiones están garantizadas", algo que prometerán a sus respectivas clientelas todos las formaciones políticas, aunque nadie se atreverá a vaticinar cuál podría ser el poder adquisitivo de una pensión de jubilación media dentro de unos años.

Jordi Sevilla, el que sería el ministro de Economía de Pedro Sánchez si el socialista gobernara, ha tenido el valor de romper el silencio pre-electoral sobre las pensiones. Ha lanzado la propuesta de la creación de una tasa para sostener el sistema de pensiones, ahora deficitario por el aumento del número de pensionistas y la caída de las cotizaciones que lo financian. La idea ronda en el ambiente hace tiempo, pero nadie se había atrevido a lanzarla, y el planteamiento inicial de Jordi Sevilla tendría pendiente un largo detallado desarrollo, pero está ahí. El PP y Ciudadanos no son partidarios de esa tasa que, en definitiva, es un aumento de impuestos y en Unidos Podemos, simplemente no dicen "no". Rajoy confía en el crecimiento de la economía y el aumento del empleo para cuadrar las cuentas. Es la mejor receta, sin duda, en un sistema de solidaridad, pero está al albur de las crisis económicas y tiene en contra la desfavorable pirámide demográfica española.

En 1995, en el Pacto de Toledo, los partidos acordaron implícitamente -no figura en el texto- no utilizar nunca las pensiones como arma electoral y, durante más de 20 años lo han cumplido, aunque también han hurtado a los ciudadanos un debate tan importante. El origen de todo está en un debate electoral en televisión entre Felipe González y José María Aznar en 1993. Cuando el debate estaba a punto de terminar el líder del PSOE sugirió -no llegó a decir- que si el PP llegaba al poder existía el peligro de que no pagara las pensiones. Aznar se quedó helado y no pudo replicar porque había agotado su turno. El PSOE ganó por la mínima las elecciones y gobernó hasta 1996 cuando, también por la mínima, venció el PP. En esa legislatura socialistas y populares, con el beneplácito de la práctica totalidad de partidos, alumbraron el Pacto de Toledo, cuyo objetivo era debatir sobre las pensiones y aplicar las reformas necesarias para garantizarlas, pero también no utilizarlas como argumento electoral. Desde entonces ha habido varias reformas, criticadas por la oposición de turno, todas encaminadas a lograr sutiles y menos sutiles reducciones de las futuras pensiones para cuadrar las cuentas. Es lo que unos y otros han llamado "garantizar las pensiones", pero sin garantizar su poder adquisitivo, claro. Ahora, las pensiones parece que vuelven a la contienda electoral, ¿o no? Veremos.