Un derecho fundamental
Las otras censuras
Las redes mantienen polémicas sexistas, racistas o antisemitas que pueden generar a las personas afectadas inseguridad al expresarse
Marta Roqueta
Periodista y editora del blog 'Zena'
Marta Roqueta
La retirada de la obra de Santiago Sierra sobre presos políticos en la feria ARCO; el secuestro del libro 'Fariña’, de Nacho Carretero, o las condenas a prisión de los raperos Valtonyc y Pablo Hasel han propiciado el necesario debate sobre el estado de salud de la libertad de expresión en España. Debido a su impacto mediático –y personal, como atestiguan las penas a Valtonyc y Hasel–, la discusión se ha centrado en la censura de obras publicadas y en los severos castigos que ello puede comportar.
Para un diagnóstico completo, deberíamos concebir los ataques a la libertad de expresión como acciones perpetradas incluso antes de difundir una obra, mediante instrumentos de diversa índole que buscan proteger el orden establecido. El objetivo es disciplinar, con más o menos violencia, la voz o cuerpo discordante y advertir a sus semejantes. Al asociarse con dinámicas de poder asentadas en la sociedad, el género, la raza, la clase social o el sentimiento nacional determinan la capacidad de resistencia a la censura. Nulo fue el apoyo en los Goya de este año a Hasel o Valtonyc, como contundentes fueron en el 2003 los abucheos a Fermín Muguruza por criticar el cierre de ‘Egunkaria’ en los Premios de la Música.
En otros casos, estas categorías son motivo de acciones opresivas específicas. Un estudio encargado por el periódico ‘The Guardian’ descubrió que de los diez articulistas que más comentarios insultantes recibieron, ocho eran mujeres y los dos restantes eran hombres negros. Ser homosexual, judía o musulmana era también relevante. Los diez articulistas que recibieron menos comentarios abusivos fueron hombres. A nivel de ambiente laboral, el acoso sexual es uno de los factores que causa la expulsión de mujeres del arte, los medios o la academia.
Polémicas en las redes sociales
Las redes sociales son escenario de periódicas polémicas sexistas, racistas o antisemitas que pueden generar a las personas afectadas inseguridad al expresarse, añadida a la causada por medidas como la 'ley mordaza'. Como explica el periodista Moha Gerehou, internet es de los pocos espacios donde las personas con identidades subalternas pueden hablar de tú a tú con los que han monopolizado los medios generadores de debate y arte en el ámbito público y formal.
El objetivo es disciplinar la voz o cuerpo discordante y advertir a sus semejantes
Según las estadísticas, los hombres están sobrerrepresentados en galerías de arte, en los puestos más altos de la academia, en los festivales de música o en los espacios de opinión de los medios. Así pues, hay personas que tienen más oportunidades para expresarse en determinados ámbitos que otras. También más facilidades. Las periodistas suelen trabajar en condiciones más precarias que sus compañeros y lo tienen más difícil para dirigir los medios. En el cine, las personas trans o con una discapacidad no solo tienen más dificultades para obtener papeles, sino que personas que no pertenecen a estos colectivos suelen interpretarlos. Situaciones como estas restan poder para resistirse a la censura, además de aumentar el riesgo de autocensura.
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