La vida es lo que nos mueve

No sabemos -nadie lo sabe- qué momento fue el primero de su existencia consciente. Sería una conciencia muy vaga, claro. Hay gente que dice: "Todavía recuerdo la primera vez que caminé aguantándome yo solo". No creo en este tipo de recuerdos, no creo que sean reales. Yo no recordaría la primera vez, ni la segunda ni la tercera, que mi madre me dio un biberón. Veo la escena porque mi padre hizo una fotografía de este evento familiar. Tenía que pasar tiempo antes de que aprendiera a captar.

No tenemos conciencia de nuestro nacimiento, pero en cambio la tenemos de nuestra progresiva claudicación ante la muerte. A lo largo de la vida hacemos una larga cosecha de opciones y definiciones. La definición de vida me ha sorprendido mucho. Es esta: "Lo que se mueve". Sí, a lo largo de la vida nos movemos, impulsados por la alegría y la tristeza, por la ambición y por la conformidad. No estoy seguro de escribir bien, pero me parece una expresión italiana: Eppur si muove. Siempre lo he interpretado así: "¡de todos modos, se mueve!".

Sí, el placer y el dolor se mueven alternativamente entre nosotros. Los autores teatrales, los novelistas, los cineastas y los cantantes tienen a menudo esta voluntad de provocar emociones.

No soy lingüista, pero me atrevo a decir que el concepto emoción puede estar vinculado a la idea de emociómover. Algo se mueve en nosotros cuando nos emocionamos. Hay quien se muestra raramente emocionado en unas circunstancias que provocan, en otras personas, una cierta conmoción. Recuerdo que cuando fui a caminar por el Pallars vi un entierro singular. Detrás de los parientes, unas plañideras profesionales acompañaban el cortejo del difunto.