Pequeño observatorio

La fuerza presente de la mujer

En las tradicionales tarjetas de visita, es habitual que se lea: "Presidenta" o "Directora general

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Josep Maria Espinàs

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Cada vez veo más jóvenes que suben por la vida más decididamente. Si pienso en mi juventud, las opciones de los hijos de familia, por decirlo así, resultaban previsibles: estudios de Medicina, de Derecho... algún ingeniero -pocos-.

Si ahora pregunto a un chico qué quiere hacer, a qué se quiere dedicar, es muy probable que me dé una respuesta que necesita, para mí, una aclaración. Recuerdo haber leído en el diario una lista larguísima de profesiones. Es natural. Con el paso del tiempo han ido apareciendo muchas formas de ganarse la vida. O al menos de intentarlo.

Sin embargo, el hecho más notable de la evolución social es la aparición de la mujer en muchos ámbitos culturales. Ya no se trata, actualmente, de trabajos secundarios. He conocido, por ejemplo, algunas mujeres jóvenes que hacen unas entrevistas muy inteligentes.

Si habláramos de la revolución femenina nos entenderíamos, pero no ha habido una revolución, sino una progresiva y neutral infiltración de la mujer, no solamente en los ámbitos culturales, sino también en el campo de las profesiones más diversas.

A lo largo de la historia, muchos ilustres masculinos han lanzado unas sentencias que hoy irritan o avergüenzan. El sabio Erasmo de Róterdam se atrevió a decir: "La mujer siempre será mujer, es decir, estúpida, aunque se ponga la máscara de persona".

Cuesta imaginarse que en la época de los grandes siglos se formularan barbaridades como esta. Citaré solo una más: "Las mujeres son una pesada carga para el destino de los hombres".

Cuántas mujeres, hoy, son el apoyo de las familias y, además, introduciéndose en todos los ámbitos de la sociedad, ocupan espacios de todo tipo, puestos que a menudo son decisivos para el gobierno de estructuras de la propia sociedad.

Hoy, en las tradicionales tarjetas de visita, es habitual que se lea: "Presidenta" o "Directora general".