Pequeño observatorio

No es justo hablar de ocio

JOSEP MARIA Espinàs

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Si lo valoramos con el tópico habitual, no se logrará jamás nada. Cada celebración de una victoria del Barça va seguida de una declaración: «Los actos vandálicos hacen un flaco favor a la imagen del ocio nocturno de la ciudad». En estos años se ha repetido el ritual. Victoria del Barça, celebración en La Rambla y alrededores, y actos vandálicos «que han hecho un flaco favor a la imagen del ocio nocturno de la ciudad». No recuerdo desde cuándo se pone énfasis en esto del ocio nocturno.

El incivismo no tiene nada que ver con el ocio, ni nocturno ni diurno. Atacar establecimientos y causar destrozos en la calle es absolutamente lo contrario de estar ocioso; de formar parte del ocio ciudadano. El ocio nocturno tiene muchas manifestaciones cotidianas: es tomar una copa en un bar, pasar un rato en el balcón después de cenar, en verano, para tomar el fresco, ir al cine, al teatro y a un concierto. El auténtico ocio barcelonés no es forzosamente de concentración multitudinaria, ni especialmente ruidoso.

Ocurre, quizá, que los responsables municipales han tolerado o han promovido una imagen de una Barcelona nocturna caracterizada por laanimación, o sea, por el jolgorio nocturno y turístico. No es que eso esté mal, siempre que la autoridad sepa ponerle límites. Pero cuando se producen 19 heridos por culpa de un incivismo agresivo, y los vándalos no se dedican a vivir felizmente la noche, no se puede decir que la imagen de ocio nocturno quede perjudicada. Del mismo modo que si las agresiones se produjeran al mediodía, no se podría decir que ha quedado afectada la imagen laboral de Barcelona. Es la imagen de la ciudad la que entra en crisis.

Ha habido agresiones en grupo, cargas policiales y una situación de violencia. Mi oficio me lleva a defender las palabras, y no me gusta que quede agredida la palabraocio, vinculándola a conductas destructivas. Precisamente, por definición, el ocio es pacífico. Y no quiero admitir que el ocio nocturno de Barcelona quede afectado o desprestigiado porque algunos lancen piedras a los escaparates y rompan bancos.

Con motivo de los disturbios, se ha dicho que hay que hacer una campaña de concienciación de los jóvenes. Me van a perdonar, pero la mayoría de jóvenes ya están lo suficientemente concienciados. Quizá es el Ayuntamiento de Barcelona quien debería tomar conciencia y, si no puede evitar el vandalismo, debe pedir al Barça que, por favor, no gane ningún otro título.