Al contrataque

Juli y los Stones

Le gustaba pasearse entre las mesas y con los amigos, ir más allá del gran director y jefe de sala que era

MANEL FUENTES

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Time is on my side. Esa era una de las canciones de los Stones que más le gustaban a Juli. La frase le fascinaba porque veía que, en función de quién la cantase, podía encerrar en sí misma una paradoja. El tiempo está de tu lado si te sientes fuerte y joven y crees que tendrás el suficiente por delante para que esa chica que ahora no te muestra su amor vuelva a tus brazos, como cantaban Jagger y Richards en el 64. Pero a la vez, hacerte mayor es que el tiempo esté de tu lado a modo de años y experiencias sumadas y por tanto cada vez te queda menos para poder seguir ampliando el casillero. Con Time is on my side, según Juli, no sabías si te quedaba mucho o poco tiempo en el convento. La frase le gustó tanto que la quiso en la etiqueta de uno de los vinos del Bulli donde él y Ferran elevaron la cocina a lo más alto. Sin saber aún hoy quién era Jagger y quién Richards, lo cierto es que el Bulli y la revolución que supuso no se entendería sin uno de los dos. El equipo que formaban era imbatible. ¿Quién fue más genial y visionario? Pues tampoco tengo una respuesta clara. Juli sedujo a Ferran y logró lo imposible. Y Ferran a Juli. Y a su alrededor floreció una nave de talento, exigencia y calidad que supo posicionarse para poner a los Adriá en lo más alto de firmamento de la cocina y a nuestra gastronomía como nuestra mejor embajadora.

Juli le gustaba pasearse entre las mesas y con los amigos, ir más allá del gran director y jefe de sala que era. «Yo soy como los anuncios de la tele», decía. Detallista con el equipo, con los comensales y con quien hiciera falta, siempre se preocupó por el tipo que tenía delante, con una devoción y entrega por su familia que comentaba con orgullo. Juli era único, como su mujer Marta, con la que nos teníamos que encontrar hace una semana en Rubí y desgraciadamente ya no fue posible.

Una cabeza fascinante

Time is on my side cantaban los Stones y Juli la tarareaba jugando con algunos de sus posibles significados ya que su cabeza iba a toda velocidad, siempre fascinada y fascinante, donde no dejaban de pasar cosas. La vida le puso a prueba, lidiando con presión en muchos frentes, que tanto él como Marta llevaron con nota, hasta que su mente empezó a cortocircuitearlo. Recuerdo cómo brillaban esos ojos…, como los del capitán que bajo la luz de las velas comparte contigo el paradero del tesoro, mientras tu ya ves en ellos los destellos de las piedras preciosas. Juli me enseño a brindar por las botellas que otros nunca abrirán. Aquellas que muchos guardan para una mejor ocasión, hasta que envejecen en sus bodegas muertas de risa al ver que el dueño es incapaz de hallar ni el día ni la compañía idóneas para descorcharlas. Juntos abrimos algunas de las buenas y hoy alzo mi copa por él. Su tesoro era la pasión por la vida. En el caso de Juliel tiempo siempre estuvo de su parte.