Al contrataque

Juan y Ashya

ANA PASTOR

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No me atrevo a juzgarles. Ni a afirmar que deberían haber hecho esto o lo contrario. Cuando salió la primera noticia de unos padres que sacaban a su hijo de un hospital británico, se dijo en algunos sitios que lo hacían movidos por el integrismo religioso. «Pertenecen a los Testigos de Jehová», se añadía. «Ya se sabe cómo es esta gente», escuché a alguien que daba por hecho que la vida de su hijo les importaba menos que sus creencias. Profundo análisis de brocha gorda. Un juzgado británico ordenó su detención cuando ya estaban en España. Los padres alegan que sacaron al pequeño porque el tratamiento contra el tumor cerebral que padece no funciona y, sin embargo, le está comiendo las pocas fuerzas que le quedan. Dicen que querían vender una propiedad que tienen en España para poder pagar un tratamiento (llamado de protones) de miles de euros y que solo se puede recibir ahora mismo en EEUU, Francia y la República Checa.

Dudas de difícil respuesta

Hasta aquí la versión de los padres. Podemos añadir todos los comentarios que queramos desde la cómoda superficie. Yo no sé si hay algo raro, y hasta puede que se equivocaran sacándolo del hospital en contra del criterio de los médicos que intentaban proteger al menor. Es posible. Hablo con una amiga oncóloga que me plantea dudas de difícil respuesta. ¿Qué pasa cuando como médicos ofrecen el mejor tratamiento disponible basado en la evidencia para una enfermedad, potencialmente mortal en este caso, y los padres se niegan? ¿Es lícito negar a unos padres que busquen otras opciones terapéuticas para su hijo? ¿Y si el tumor no tiene un tratamiento estándar claro, y las tasas de respuesta son pobres con los tratamientos disponibles? Un niño de solo 5 años ha estado sin su familia en un hospital de un país que no es el suyo. Al final la lógica parece haberse impuesto y les han permitido entrar en la habitación del hospital. Leo en la prensa que Ashya, según vio entrar a su madre, rompió a llorar de emoción. Demasiados días sin ella en una situación tan delicada.

Gracias a la historia de Ashya, otros padres han comenzado a pedir ayuda públicamente. Juanjo Cuéllar Beatriz Correal, dos periodistas de La Sexta, contaban esta semana la historia de Juan, de 4 años, que también padece un tumor cerebral y vive en El Puerto de Santa María (Cádiz). Su pequeño cuerpo ha dicho basta a la radioterapia y a la quimio. No reacciona a los tratamientos y su madre afirma que ya casi no habla. Por eso quieren intentar la terapia de protones, la misma que piden los padres de Ashya. La madre de Juan relata su sufrimiento con el niño en su regazo. En un momento dado dice: «Mi hijo ya no tiene tiempo». Y se echa a llorar. El pequeño Juan levanta la cabeza y mira a su madre. Vuelve a acurrucarse en su regazo. ¿Cómo juzgarla? Yo no me atrevo.