MIRADOR

El juez Llarena y el soberanismo

El magistrado que mantiene en prisión a Forn y Sànchez es el mismo que dejó en libertad a Turull y Rull

Pablo Llarena, el 2 de febrero del 2011, al asumir la presidencia de la Audiencia de Barcelona, su destino antes del Tribunal Supremo.

Pablo Llarena, el 2 de febrero del 2011, al asumir la presidencia de la Audiencia de Barcelona, su destino antes del Tribunal Supremo.

José A. Sorolla

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El independentismo no tuvo que esperar a los autos del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena para calificar de "presos políticos" a los políticos presos a consecuencia del proceso unilateral hacia la independencia de Catalunya. Por tanto, los argumentos que acusan ahora al instructor de mantener en prisión a los investigados por su ideología soberanista tienen escasa credibilidad. La unanimidad independentista en este sentido está cuestionada, además, por destacados representantes del mundo académico.

Vaya por delante que sería deseable que tanto Oriol Junqueras y Joaquim Forn como los Jordis estuvieran en libertad porque la prisión preventiva debe ser excepcional, pero su mantenimiento por parte del juez, con ser discutible, no puede decirse que viole las normas jurídicas que se aplican en otros muchos casos y menos que la permanencia en prisión se deba a que los acusados no abjuran de su ideología.

Los reproches dirigidos al juez Llarena se refieren sobre todo a los autos en los que deniega la libertad de Forn (2 de febrero) y de Jordi Sànchez (6 de febrero). En ambos, siempre que el juez cita la ideología soberanista, lo hace en referencia al uso de ese ideario en el intento de conseguir la independencia de Catalunya de manera unilateral y violando las leyes y las resoluciones del Tribunal Constitucional (TC). Tanto en el caso del 'exconseller' de Interior como en el del expresidente de la ANC los autos, que hay que leer enteros y no citar párrafos fuera de contexto, centran el "riesgo de reiteración delictiva" en sus lazos con la candidatura encabezada por Carles Puigdemont.

En el caso de Forn porque puede participar en el intento unilateral aunque haya renunciado a su acta de diputado y en el de Sànchez porque "ha revalidado su compromiso integrándose en una candidatura que proclama el objetivo de restablecer la dinámica política que condujo a las actuaciones de las que nacen las responsabilidades que este proceso penal contempla". Las últimas actuaciones de Junts per Catalunya, registrando una iniciativa para investir a Puigdemont a distancia, en contra de la prohibición del TC, y de la ANC, apoyando esa vía, no desmienten precisamente las previsiones del magistrado.

Con una prosa mucho más clara, el auto de la Sala de lo Penal del Supremo que denegaba la libertad de Junqueras, del 5 de enero, utiliza los mismos argumentos para afirmar que, "más allá de algunas manifestaciones no corroboradas por hechos posteriores", no existe "ningún dato que permita entender" que haya sido abandonada la vía unilateral. "No se trata", dice el auto, "de impedir que vuelva a defender su proyecto político, sino de evitar que lo haga de la misma forma en la que lo ha hecho hasta ahora".

El juez que ha mantenido en prisión a Forn y Sànchez es el mismo que concedió la libertad provisional a Jordi Turull y Josep Rull. ¿A qué se debe la diferencia de trato cuando todos tienen la misma ideología? ¿No será a que Llarena considera que Forn y Sànchez tuvieron una mayor participación en los hechos que investiga?