ANÁLISIS
Llamadme Messi
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Jordi Puntí
Un día de estos voy a patentar mi propia fórmula para conciliar el sueño. Ríete del método Estivill para niños: el mío funciona con adultos. Se trata de, una vez en la cama, cerrar los ojos y hacer la alineación titular que va a presentar el Barça en el próximo partido. Esta pretemporada lo he practicado y siempre, incluso en las noches de más calor, me dormía antes de llegar a la delantera. Con las nuevas incorporaciones, Valverde va a meterse antes de cada partido en un laberinto de posibilidades infinitas.
Las decisiones en portería son fáciles, y en la defensa más o menos también, pero cuando llegas al centro del campo hay tantas combinaciones que, analizadas una por una, vencen al insomnio más pertinaz. ¿Quién acompañará a Rakitic y Busquets?¿Jugará Arthur, ese vivo reflejo de Xavi a los 21 años? ¿Volverá Sergi Roberto a la media? Arturo Vidal, Coutinho, Rafinha... ¿Pedirá paso Riqui Puig?
Todas estas incógnitas encontraron una cierta respuesta el sábado contra el Alavés. El primer partido de la temporada es como la primera frase de una novela: pronto va a quedar superada por las otras y por la incertidumbre de pasar las páginas, pero es la puerta de entrada a toda una historia y nos fijamos más en ella, como un avance.
Así, el partido contra el Alavés me hizo pensar en la primera frase de un cuento de Donald Barthelme, “Me compré una pequeña ciudad”. Dice: “Así que me compré una pequeña ciudad (se llamaba Galveston, en Texas) y les dije a todos que nadie tenía que marcharse, que lo haríamos todo poco a poco, de forma relajada, sin grandes cambios de un día para otro”. Parece la voz de Ernesto Valverde, que como mínimo en ese primer partido sigue confiando en los mismos. Todo muy relajado, nada de grandes cambios, ni siquiera en el puesto de Rakitic, que contando el Mundial llegó a clavarse 70 partidos y ha tenido poco tiempo de descansar.
Línea de continuidad
De los cuatro fichajes de esta temporada --Arthur, Vidal, Lenglet, Malcom-- ninguno fue titular y solo dos debutaron en la segunda parte, pero es verdad que la temporada será larga y habrá momentos para todos. En realidad, Valverde planteó algo que Guardiola también hacía: la continuidad con la temporada anterior, como si en realidad no hubieran pasado tres meses, sino solo un par de semanas desde el último partido de liga.
La solución no fue evidente, quizá porque algunos jugadores probaban posiciones nuevas (y no está Iniesta), pero el partido se resolvió tal como acabó el curso pasado: con Messi marcando las diferencias. Incluso la forma de chutar la falta, por debajo de la barrera, era un aviso a los rivales futuros: que nadie se despiste, esto va en serio.
En realidad el primer partido de cada jugador es también como la primera frase de una novela, y la presencia del argentino me recuerda al escueto inicio de Moby Dick, de Herman Melville, ese novelón sobre la ballena más grande y más difícil de cazar. Dice: “Llamadme Ishmael”. Bueno, en el caso del Barça, por si alguien dudaba o iba perdido, la novela de esta temporada también empieza así: “Llamadme Messi”.
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