GEOMETRÍA VARIABLE

¿Qué deberá hacer el PSOE?

Está en posición incómoda pero es el único partido que puede arbitrar

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JOAN TAPIA

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El PSOE está en una posición incómoda. No pudo hacer un Gobierno de izquierdas, o de centroizquierda, porque precisaba el permiso de Podemos, que no solo no lo dio, sino que unió sus votos a los del PP. Pablo Iglesias indicó que, fuese por lo que fuese, prefería un Gobierno de Mariano Rajoy a otro de Pedro Sánchez.

Sin Podemos, el PSOE no puede gobernar. No suma con Ciudadanos y el PP tiene una gran ventaja en escaños. Y las encuestas dicen que en unas nuevas elecciones el resultado sería similar, aunque con el riesgo de que --a la tercera-- Podemos lograra el 'sorpasso'. Ir a otras elecciones a corto plazo sería, pues, un error. Porque a España le conviene (y mucho) tener estabilidad en un año que puede ser muy complicado en Europa, y porque hay pocos indicios de que el mapa político pudiera variar sustancialmente.

Pero pese a una situación incómoda e incluso lamentable (por la batalla campal del comité federal de octubre), el PSOE tiene margen político y capacidad de arbitraje. El PP no puede gobernar (la bisagra de Ciudadanos no suma) sin el permiso de Ferraz. Y Podemos demostró que no quiere un Gobierno de izquierdas, salvo que suscriba sus tesis que incluso el griego Tsipras ha abandonado, y está perdiendo gas. No tanto por la batalla interna, que también, sino porque subió cuando la tasa de paro saltó del 8% del 2008 al 27% del 2013. Pero ahora ha caído al 19% y Unidos Podemos perdió un millón de votos en las últimas elecciones.

Lo más sensato sería, pues, que el PSOE no facilitara a Rajoy el anticipo electoral. Si la economía crece y se gobierna con pactos razonables, Podemos perderá atractivo. Y el PSOE necesita tiempo para recuperarse. Perdió muy mal las elecciones del 2011 (sin defender lo que Zapatero hizo bien) y perdió --dando además un espectáculo cainita-- las del 2015 y el 2016. Creer que los españoles pueden olvidar con rapidez esos graves errores es solo voluntarismo irreflexivo.

¿Qué le convendría, pues, hacer? Primero, que las primarias no repitieran el espectáculo de octubre. Segundo, tener presente que, como dice Pedro Sánchez, el PSOE es una apuesta de cambio. Y que la gran coalición difícilmente puede ser una opción a corto plazo. Rajoy no es Merkel ni el PSOE es el SPD. Tercero, saber que durante el 2017 y posiblemente el 2018 lo más sensato es una coexistencia pacífica y competitiva con el PP con el objetivo de que la economía siga bien, se cree empleo y el partido pueda recuperarse.

No es algo fácil de llevar a la práctica. Pedro Sánchez encarna la opción de cambio, pero cree que la coexistencia competitiva no conviene. Y solo Javier Fernández, que no es candidato, hace un discurso de coexistencia en base a la preservación del Estado del bienestar. ¿Los otros? Susana Diaz parece empeñada en el verbalismo insustancial y Patxi López apunta en el tono pero precisa poco.

El PSOE querría volver a encarnar las esperanzas de 1982 pero, como hizo entonces, debe superar la 'ideologitis' fácil y practicar una caligrafía de consenso y responsabilidad. Caso contrario corre el riesgo de derrapar.