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Jarvis Cocker es un hotel

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RAMÓN DE ESPAÑA

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Hay enfermedades muy oportunas. Que se lo digan a Jarvis Cocker, que se puso malito durante una gira por EEUU y tuvo que convalecer durante varias semanas en el mítico Chateau Marmont de Los Ángeles, de donde sacó la inspiración necesaria para su último disco, 'Room 29', grabado a medias con el pianista Chilly Gonzales -que, en realidad, se llama Jason Beck- y publicado por Deutsche Grammophon, que no es precisamente un sello dedicado a la música pop. ¿Puede considerarse 'Room 29' un disco pop? Pues no exactamente, ya que esta obra bella y evocadora funciona a base únicamente de voz y piano y se presenta como un ciclo de canciones cuyo 'leit motiv' es un hotel y cuyos protagonistas son los fantasmas de quienes tiempo atrás ocuparon sus habitaciones. O, más concretamente, una de ellas, la 29, situada en el segundo piso y en la que siempre ha habido un pequeño piano.

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Evidentemente, poco tiene que ver este disco con los que Cocker grabó años atrás al frente de su grupo, Pulp, la última banda británica que aportó algo nuevo al pop mientras los triunfadores de su época, Oasis y Blur, copiaban a sus mayores -Beatles y Kinks, respectivamente- y se forraban con la fantasía de un nuevo 'swinging London' bendecido por el miserable de Tony Blair. Tras un par de discos en solitario de sonoridades rockeras, el señor Cocker ha optado por convertirse en una especie de 'crooner' enfermito, dejándose poseer por ese hotel inaugurado en febrero de 1929 y estableciendo una relación fantasmal con alguno de sus clientes, como Jean Harlow, Howard Hugues o la hija de Mark TwainClara, a la que dedica una canción.

Hay quien aprovecha una enfermedad para leer a Proust, hay quien convalece dormitando y hay quien se saca un disco de la manga si el malestar le pilla en el sitio adecuado. Jarvis Cocker podría haberse jubilado con la conciencia tranquila solo por haber compuesto 'Common people', ese himno al desastre vital contemporáneo, pero, en vez de eso, parece haber optado por reinventarse con cada nuevo disco en solitario (o casi). 'Room 29' no lo tiene fácil para encontrar un público en los tiempos que corren -demasiado personal, demasiado melancólico, demasiado fantasmal-, pero sin duda enternecerá a los devotos del señor Cocker propensos a la mitomanía de Hollywood.

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