El IPC, señal ahora de alarma política

El malestar social en España dobla el de la media de los países europeos

Luis de Guindos, en rueda de prensa, el pasado 20 de enero.

Luis de Guindos, en rueda de prensa, el pasado 20 de enero. / periodico

JOAN TAPIA

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La noticia de que la tasa de inflación --que fue negativa en los últimos tres años-- se ha disparado al 3% en enero ha hecho sonar la señal de alarma. En efecto, la dolorosa devaluación interna de la economía, que ha permitido recuperar la competitividad y un fuerte aumento de las exportaciones, ha sido posible con un IPC negativo. La contención o las rebajas salariales se conllevan --a disgusto y mal-- si los precios están contenidos. Si se disparan...

Cierto que el 3% se debe al componente energético, al precio del petróleo y de la electricidad, que puede ser circunstancial. Pero el dato indica una gran fragilidad. Hemos tenido unos vientos de cola favorables que empiezan a cambiar de dirección. Todos los países europeos han sufrido en enero el alza de los precios de la energía (que en la UE ha sido de un 8,1%), pero la inflación media se ha colocado en el 1,8%, mientras que la española ha saltado al 3%. Desde agosto, la inflación europea ha pasado del 0,2% al 1,8% mientras que la española se ha disparado del 0,1% al 3%.

Es una muestra de la gran fragilidad de la economía que obliga al PP y al PSOE a unos mínimos acuerdos en política económica, que ahora empiezan tímidamente a practicar, pero que no habían alcanzado nunca. Desde luego no desde que el PP culpó de la crisis a Zapatero y se negó no ya a apoyar sino a permitir --como sí hizo CiU-- las medidas de austeridad de Zapatero en el 2010.

Pero la fragilidad española no se ve solo en la inflación. El fuerte descenso del paro y la creación de empleo (también intenso pero menor porque baja la población que desiste de buscar trabajo) que han ayudado a cierta normalización política, no puede hacer olvidar que aún tenemos una tasa de paro del 18,4%, solo superada por el 23% de Grecia, frente a una media del 9,6% en la UE, la Europa capitalista que tanto desprecia Pablo Iglesias. La Alemania de la gran coalición está en el 3,9%.

LA CONTRARIEDAD DE GUINDOS

El Gobierno haría mal en seguir practicando el triunfalismo y la cara del ministro Guindos explicando el 3% de enero mostraba una gran contrariedad. Ya Zapatero dijo que habíamos pasado en PIB a Italia y que íbamos a por Francia. España creció el 2016 un 3,2%, casi el doble que el 1,8% de media de la UE y el triple que Francia (1,1%), pero el paro y otros indicadores aconsejan mucha humildad.

La fragilidad española se refleja en el llamado índice de malestar, si sumamos el paro y la inflación. En España el malestar social está en el 21,4 (suma del 18,4% de paro y del 3% del IPC) mientras que la media de la UE se queda en el 11,4.

Nuestro malestar dobla el europeo y sin embargo no tenemos una Marine Le Pen en el 25% de intención de voto ni una antiinmigrante Alternativa por Alemania con el 13%. Nos cuesta reconocerlo --somos bastante cenizos-- pero algo bueno debe haber hecho, pese a todo, el tan criticado bipartidismo. O quizá somos más críticos en los periódicos y en las tertulias que en las urnas.

Pero no se puede ignorar. El índice del malestar muestra una seria fragilidad económica y política.