La gobernabilidad de España

Investidura al trote

La negativa de Sánchez a aceptar incluso un candidato alternativo a Rajoy ha hecho a este inexpugnable

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XAVIER BRU DE SALA

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Hasta cuándo resistirá Pedro Sánchez el asedio de Mariano Rajoy se ha convertido en la principal incógnita de la legislatura. Una vez sumados sus 137 diputados a los 32 de Ciudadanos, el presidente del PP se encuentra a siete votos favorables para llegar a los 176 que necesita para ser investido en primera vuelta, y al doble de abstenciones en segunda. Descartados, por supuesto, Podemos y los independentistas catalanes y hoy por hoy los nacionalistas vascos, 12 o 14 socialistas (dependiendo de si el único diputado de Coalición Canaria se doblega ahora o más adelante) se deberían abstener o salir discretamente del hemiciclo para que Rajoy pudiera formar Gobierno. Si tal cosa sucediera, que es extraordinariamente improbable tal como están las cosas, tendríamos investidura al galope. Pero el ritmo que Rajoy ha escogido, descartados los demás, es el trote. Espera ser investido antes de que finalice el periodo de 60 días que empezará a contar el 30 de agosto. Si fracasa la primera vez, tendrá dos meses de margen para optar a una segunda vuelta.

MARTILLEAR AL PSOE SIN DESCANSO

El candidato trotón dedicará todo este tiempo a machacar al PSOE hasta ablandarlo. Un martillazo tras otro, día y noche, sin descanso, él y la muy poderosa cohorte mediática madrileña que Aznar le legó, incluida la prensa menos cuartelera. Sin olvidar a los exlíderes González y Zapatero y tal vez con la colaboración de algún barón socialista que pretenda hacer méritos para cobrar-se el favor más adelante. La presión será brutal. Pero Sánchez se dispone a resistir el asedio. No por espíritu numantino, sino por su propia estrategia de supervivencia: contra el PP aumentan sus posibilidades de supervivencia. De entrada quizá sí, pero más adelante, cuando la cuenta atrás se vaya agotando y Rajoy le acuse de ser el único causante de las terceras elecciones, quién sabe si a celebrar el mismo día de Navidad, ya veremos si claudica. Tanto puede ser que se estrelle si cede como que caiga si las urnas de diciembre, que él habrá convocado como responsable único, le castigasen a favor de Podemos o de la derecha. El riesgo de Sánchez es enorme y corre el peligro de volverse colosal. Sobre todo si cuando finalice el plazo de 60 días Rajoy dispone de 175 votos y solo le falta uno para ser investido. ¡Terceras elecciones por un voto! Vamos, hombre. ¿Alguien se lo cree?

LAS ELECCIONES DE EUSKADI

Sánchez, más que Rajoy, depende del PNV. Si el PNV no tuviera tanto miedo de echar cuentas con su electorado en los comicios vascos, Rajoy habría optado por la investidura al galope. Total, ganarse el favor del PNV es una cuestión de precio, de incremento de privilegios, no de soberanía nacional. Si CDC y su partido sucesor han desaparecido del mapa político de Madrid es en último término por el fracaso reiterado de querer ser como el PNV. Los dos nacieron mercantilistas, y si los catalanes lo han dejado de ser y los vascos todavía lo son es por la diferencia de resultados, que si calificamos de abismal todavía nos quedaremos cortos.

Si antes del 25 de septiembre, fecha de las elecciones vascas, el PNV no se puede arriesgar, bajo ningún precio, a apoyar a Rajoy, después todo -un todo que se reduce al precio del apoyo- dependerá del resultado en Euskadi. Si se produce la carambola y al PNV le basta con el PP en casa, Rajoy lo tiene asegurado y fácil. Sea como fuere, si en octubre los nacionalistas vascos votan a un Rajoy que se habrá vuelto a presentar, Sánchez lo tendrá muy mal. Un voto, solo un voto. En cambio, si el PNV persiste en la negativa, el líder socialista tendrá más margen, algo más, tampoco mucho, para afrontar las terceras elecciones.

TANCREDO POR PARTIDA DOBLE

Sánchez juega a cara o cruz. Rajoy, a cara o cara. Las especulaciones sobre un intento de investidura del socialista entre el primer y el segundo asalto de Rajoy no son sino fuego amigo. Suponiendo que Podemos le pusiera una alfombra roja tan grande como la de C's al PP y no exigiera un giro a la izquierda que el PSOE no soportaría, todo el mundo sabe que en la España de hoy es imposible un pacto entre los socialistas y los independentistas. Sánchez no se arriesgará a bajar del taburete para encajar otro fracaso en el Congreso de los Diputados. Tal como ha actuado y con la persistencia que aún demuestra, se convierte en tancredo por partida doble. Mister No al toro de la derecha. Mister No al toro que embiste desde la izquierda. Rajoy, al trote.Sánchez, quieto parado. Mientras mira hacia lo alto a ver de qué lado cae la moneda, sin hacer otra cosa que repetir y multiplicar los nos sin ofrecer alternativa alguna, puede tener tiempo de meditar sobre sus errores. Para empezar, la negativa a negociar la investidura de un candidato de repuesto, lo que ha salvado Rajoy de ser decapitado por los suyos. Si Rajoy se ha vuelto inexpugnable es gracias a Sánchez. Si la posición de Pedro Sánchez es tan frágil es culpa de Pedro Sánchez.