La situación de bloqueo en Catalunya

La inaplazable Agenda Urbana

No podemos continuar en la situación de indecisión, provisionalidad política y bloqueo de la acción de gobierno que afecta a proyectos colectivos e individuales

El pleno del Parlament

El pleno del Parlament / periodico

SALVADOR MILÀ

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Estamos ante un periodo de dificultades e incertidumbres, no solo para ver si será posible configurar un gobierno estable en la Generalitat sino también para comprobar si ese Govern podrá ejercer sus competencias de forma plena y aplicar un programa que dé respuesta a las necesidades sociales, económicas y ambientales de los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya, que ya hace demasiados meses –sino años- que están aparcadas. No podemos continuar en la situación de indecisión, provisionalidad política y bloqueo de la acción de gobierno que afecta a proyectos colectivos e individuales de todo tipo. Los pueblos y las ciudades de Catalunya necesitan disponer de un marco político, institucional y presupuestario estable para abordar la Agenda Urbana de Catalunya. Recordamos los contenidos más esenciales de esta agenda:

Todo lo relativo a la igualdad y la inclusión social: renta mínima de ciudadanía; ayudas a la dependencia; ayudas a las personas y familias en situación vulnerable; lucha contra la pobreza energética; sistema de salud universal; políticas culturales públicas; equidad e igualdad de género y lucha contra la violencia machista. Tanto la juventud como la gente mayor necesitan políticas específicas para revertir las muchas situaciones de exclusión que los afecta. 

Educación y vivienda

La preservación de nuestro sistema educativo inclusivo, de calidad  y no segregacionista, que garantice  el acceso universal a las guarderías y los comedores escolares.

El derecho a la ciudad y a una vivienda digna: promoción de viviendas  de alquiler  asequible; reforma urbana y mejora de barrios; calidad y seguridad de los espacios públicos; transporte público eficiente y accesible, con integración tarifaria y una buena financiación, tanto para facilitar la movilidad urbana como para reducir la contaminación. Hay que ser valientes e impulsar un proyecto catalán de ley de arrendamientos urbanos que limite los alquileres y amplíe los plazos contractuales.

El mantenimiento y la mejora del tejido productivo –industrial, tecnológico, comercial y de servicios- fomentando los sectores de la economía social, de servicios ambientales y la innovación tecnológica, para atraer nuevas actividades económicas, con una buena implantación territorial, que generen ocupación estable y de calidad, con sueldos dignos.

Las políticas ambientales, energéticas y de suministros básicos –agua y energía- especialmente ahora para abordar la situación cíclica de sequía; aplicar las medidas para combatir el cambio climático; generación descentralizada de energías renovables; mayor control público del ciclo del agua, sin olvidar la protección de las actividades agrícolas y los espacios naturales en las periferias urbanas.

Estas medidas, perfectamente identificadas y evaluadas, son inaplazables y se tienen que desplegar de forma coordinada y sistemática entre todas las administraciones; esto pasa por formular y aprobar cuanto antes unos presupuestos y unas medidas de acompañamiento –en el Estado y  en la Generalitat- que reviertan los recortes sociales y  levanten la limitación de las capacidades financieras que afectan tanto a la Generalitat como a las administraciones locales catalanas y de toda España.

Formar Govern

Todo esto no será posible si los responsables del Gobierno del Estado y los dirigentes de las fuerzas parlamentarias catalanas no actúan con la máxima responsabilidad y con una interpretación abierta del actual marco constitucional y legal que permita disponer lo antes posible de un presidente o presidenta y de un gobierno efectivos, con un programa a la altura de los retos, con capacidad de acción y recursos para atender los objetivos de esta Agenda Urbana en estrechada colaboración con las administraciones locales.

Formar este Govern es, en primer término, responsabilidad de la coalición JxCat y ERC, pero si esto no resultara posible, se debe elegir un presidente o presidenta y un Govern “programático” de amplia base parlamentaria, que pueda actuar sin las limitaciones y los condicionantes que se derivan del bucle paralizante en que estamos situados desde hace ya demasiados meses.

Para hacer posible esta recuperación política, pero sobre todo de la acción necesaria para atender las necesidades de siete millones y medio de ciudadanos y ciudadanas de Catalunya, hará falta no solo que el Gobierno del Estado y las Cortes españolas desactiven la aplicación del artículo 155 de la Constitución, sino que actúen con voluntad de diálogo y  busca de consensos para ampliar y clarificar las capacidades de autogobierno y dotar un nuevo marco de financiación tanta en Catalunya – recuperando las especificidades del Estatuto del 2006- como también para las demás Comunidades Autónomas que lo quieran, suficiente para permitir aplicar las medidas económicas, sociales y ambientales necesarias para hacer progresar el conjunto de la sociedad catalana y española en términos de equidad y solidaridad.

En este sentido habría que empezar por revisar y revertir las sistemáticas actuaciones  recentralizadoras y de impugnación ante el Tribunal Constitucional de la mayoría de leyes de contenido social y ambiental que aprueba el Parlament.

Protagonismo político

Por último, hace falta que la Generalitat y los entes locales de Catalunya, de forma coordinada, recuperen el protagonismo político y la capacidad de generar iniciativas y propuestas en el ámbito de la Unión Europea, para disponer de mayores recursos y de más capacidad de acceso a los fondos estructurales y a los planes y programas comunitarios, ahora que se están definiendo los nuevos escenarios presupuestarios europeos por el periodo que se iniciará el 2020 y se están revisando las principales directivas y reglamentos que tienen relación con nuestra agenda urbana.

Con este protagonismo se podrá recuperar el prestigio y reconocimiento internacionales que Catalunya se ha sabido ganar. Hemos de volver a tener una presencia activa en el Comité de las Regiones, en las relaciones directas con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo y la participación en los Consejos de Ministros, así como en los principales organismos de incidencia y cooperación de los poderes locales y regionales en el ámbito de las NNUU–UNESCO, la Convención Marco sobre el cambio climático o en las diversas redes europeas.