Al contrataque

¿Imparcialidad?

Ana Pastor

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Empieza a convertirse en una extraña costumbre eso de recibir una retahíla de insultos en las redes tras una entrevista. No es lo mayoritario. Faltaría más. Pero existen. Y casi siempre esos comentarios ofensivos suelen ser lanzados por los más afines ideológicamente al invitado. Ocurrió el domingo pasado tras la entrevista con el president de la Generalitat, Artur Mas. Sorprende la virulencia de algunos teniendo en cuenta que él no se molestó y conoce bien el formato del programa El Objetivo porque repetía en él (hace justo un año hablamos de los motivos por los que muchos catalanes han desconectado de España) y porque es de los que dan la cara.

Más allá de los insultos hubo también críticas, algunas muy interesantes acerca de la utilización del concepto «propaganda» por mi parte. En un determinado momento preguntaba al president por los riesgos de la independencia de Catalunya. Él respondió, después de citar dos, con otra pregunta: «¿Me preguntará también por las ventajas?». Allí, en directo, repliqué que hacer esa pregunta era hacer propaganda, pero que en cualquier caso ya había podido mencionarlas (las había introducido él en varias respuestas). ¿Alguien se imagina que, por un milagro, conseguimos una entrevista con Rajoy en El Objetivo y le preguntamos por las ventajas de sus reformas, incluida la del Tribunal Constitucional contra la Generalitat? ¿O que le pedimos que hable de las bondades de sus políticas?

El otro día Iñaki Gabilondo me decía que es muy habitual que muchas veces quienes más nos exigen imparcialidad a los periodistas a la hora de hacer nuestro trabajo no suelen ser los ciudadanos, que están en su derecho de pedirnos honestidad. Esas exigencias de imparcialidad suelen ser, decía Gabilondo, de quienes más practican lo contrario, de quienes defienden convicciones férreas, de quienes más practican el culto al líder y son incapaces de ver matices en mitad de tanta brocha gorda.

Sacar de la zona de confort

Más allá de los aciertos y los errores que los periodistas podamos cometer durante una carrera profesional, creo firmemente que debemos ponérselo difícil, muy difícil, a los responsables políticos. Incomodar, sacar de la zona de confort a cualquiera de ellos, nos puede ayudar también a averiguar si dan la talla. Hace unos años, el prestigioso periodista británico Jon Snow entrevistó al recién elegido líder de la oposición David Miliband. Fue maravillosamente terrible con él. No le dejó respirar. Y le hizo cometer varios errores que además subrayó para que el espectador se diera cuenta. Un amigo me decía el otro día que lo que algunos comentaron después de aquella entrevista no fue la agresividad de Snow, sino que muchos se preguntaron cómo aquel político pretendía dirigir un país si no era capaz de sobrevivir a una entrevista.