La imagen secreta del Rey

IGNACIO ESCOLAR

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¿Cómo de popular es la Monarquía en España? ¿Cuánto desgaste ha supuesto para la imagen pública del Rey el proceso judicial contra su yerno Iñaki Urdangarin, su íntima amistad con la princesa Corinna o sus cacerías de elefantes por Botswana? No lo sabemos, a pesar de que entre todos los españoles hace algún tiempo que, al parecer, pagamos un sondeo que mide estos datos. Es un sondeo público, pero secreto. Lo financia la Casa Real con fondos que salen de nuestro bolsillo, pero sus resultados son privados. Dudo que sea un sondeo barato. Las encuestas no suelen serlo y esta se repite cada 15 días para así tomar el pulso de la imagen del Rey, la Reina y el Príncipe.

Gracias a fuentes de la Casa Real, que esta semana han filtrado información a los medios sobre esta encuesta de Estado, sabemos de la existencia de este sondeo secreto y también algunos datos. Dicen desde la Zarzuela que la imagen del Rey ha mejorado en estos últimos meses; que sigue por detrás de la reina Sofía y del príncipe Felipe, pero que ha remontado desde el funeral del 11-M, el funeral de Adolfo Suárez y sus viajes oficiales por Emiratos, Omán, Bahréin y otros países del golfo, tan ricos como poco respetuosos con los derechos humanos.

La Casa Real encarga sondeos secretos cada 15, mientras el CIS apenas pregunta en sus encuestas públicas. El Centro de Investigaciones Sociológicas nunca ha publicado datos demasiado detallados sobre la familia real. Se pregunta por la institución en general -no por las personas que la forman-, y solo de cuando en cuando. En el 2011, la Monarquía suspendió por primera vez, con un 4,81 sobre 10. No hubo más encuestas durante dos años. En abril del 2013, la Monarquía volvió a aparecer en otra pregunta del CIS sobre la valoración de las instituciones. Sacó una nota de 3,68. No ha habido más datos desde entonces.

Dos preguntas en cuatro años: esa es toda la información demoscópica oficial sobre el jefe del Estado en España. Eso, y una encuesta secreta cada 15 días cuyos resultados solo se filtran de forma parcial y cuando la imagen del monarca repunta. El Estado se interesa por la imagen de su máximo representante, pero no comparte esa información con los ciudadanos, esos menores de edad a los que es mejor no contar según qué cosas.

Sin debate público

El motivo de este secretismo sobre la imagen del Rey parece bastante obvio: es una manera de evitar el debate en los medios de comunicación sobre el deterioro de una Monarquía en sus peores días. Es parte del blindaje institucional a una corona de cristal que no solo no se toca: ni siquiera se la puede mirar. No vaya a ser que se rompa.