Al contrataque

Iker

El sistema ha dejado fuera a Iker, un niño de 6 años que sufre parálisis cerebral, y sus padres, como otros muchos, tienen dificultades para pagar una terapia privada

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ANA PASTOR

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Iker nació en otoño. Así que otoño para él es sinónimo de cumpleaños. Sin embargo, la absurda burocracia de algunas administraciones de nuestro país ha decidido arruinarle el regalo. Iker tiene 6 años y padece una parálisis cerebral (leucomalacia periventricular) que mantiene parte de su cuerpo inmóvil desde que nació. Se mueve en silla de ruedas y gracias a un gran esfuerzo consigue ponerse de pie con ayuda en las sesiones de fisioterapia en la sanidad pública de Castilla-La Mancha.

Ahora cuando ya ha cumplido los 6 años no puede recibir ese servicio tan necesario, según le han comunicado a su familia (la normativa prevé esa ayuda para menores de 0 a 3 años y más adelante en casos excepcionales). Beatriz, su madre, cuenta que si Iker deja de ir a terapia y no tratan sus músculos como hasta ahora, sufrirá deformaciones muy graves en su estructura ósea. Y si no fortalece sus pulmones puede sufrir infecciones graves.

«Apenas puede inflar un globo como otros niños», me cuenta. . Ella es auxiliar de enfermería con reducción de jornada para cuidar a Iker en el pueblo toledano de Villanueva de Bogas. Y su marido es técnico de mantenimiento.

Cada sesión de una hora de terapia está en torno a los 40 euros. Por eso han iniciado una campaña en la plataforma Change.org para exigir al Gobierno de Castilla-La Mancha que rectifique. Y hay motivos humanos pero incluso económicos. Explica Beatriz que no resulta rentable dejar fuera a los niños en pleno crecimiento porque la Seguridad Social tendrá que costear intervenciones en el futuro con un deterioro mayor.

Campaña de moda

Beatriz no se rinde fácilmente. Hace no muchos meses se convirtió en noticia porque Iker se había presentado a un concurso para una campaña de moda infantil y aunque ganó, fue rechazado por ir en silla de ruedas. No podía desfilar «por no ajustarse a las características que buscaban las marcas».

Eso dijeron. Una frase insultante. Y encima le ofrecieron un cheque para comprar ropa infantil. Pero Beatriz no se resignó. Recogió firmas, como ahora. Y ganó la batalla. Tuvieron que rectificar la campaña e Iker participó finalmente en el desfile de moda.

Me cuenta Beatriz que todo el equipo acabó llorando de alegría con él. Cinco horas después seguía trabajando con su chaleco y su camisa blanca como uno más. Ahora Beatriz pelea para poder seguir con la terapia. Parece que la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha ya está estudiando su caso y han pedido más información para ver si hay posibilidad de solucionarlo. Ojalá el otoño acabe mejor de lo que ha empezado.