Dos miradas

El eco y la jefa

Se necesitan mujeres en la dirección para ir derribando los obstáculos que frenan las carreras de tantas mujeres

Calvo intervendrá en la reunión del Comité para Igualdad en la Guardia Civil

Calvo intervendrá en la reunión del Comité para Igualdad en la Guardia Civil / sb

Emma Riverola

Emma Riverola

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El Gobierno está dispuesto a llevar por la vía de urgencia su proposición de ley para la igualdad laboral. En ella se recoge la obligatoriedad de las empresas de “compartir y repartir el poder de decisión con las mujeres”. Son muchos y diversos los estudios que reafirman el vínculo entre el rendimiento de las empresas y la diversidad de su liderazgo. Este solo argumento -aséptico y puramente económico- debería bastar para acallar cualquier voz que cuestione la necesidad de la igualdad, pero socialmente es mucho más lo que ganamos. O, mejor dicho, es mucho lo que podemos dejar de perder.

Se necesitan mujeres en la dirección para ir derribando los obstáculos que frenan las carreras de tantas mujeres. Para que haya un cambio en cierto tipo de liderazgos, aún anclados en el ego y no en la inteligencia emocional. Para que la visión de género también se introduzca en los servicios y productos del mercado. Para superar los roles tradicionales de género que hacen recaer en las mujeres el cuidado de los hijos y, por tanto, perpetúan los estereotipos…

El eco del machismo dirá que la coerción va en contra de la meritocracia, pero solo es el miedo a perder los privilegios. La mediocridad de tanto directivo desmonta la excusa, así como el éxito de la obligatoriedad en otros países avalan la medida. Al fin y al cabo, hablamos de empresas. Si no lo hacemos por justicia, hagámoslo por los resultados.