NÓMADAS Y VIAJANTES

Hillary y los tres Bush

RAMÓN LOBO

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Arranca su larguísima campaña Hillary Rodham Clinton hacia la Casa Blanca con un mitin lleno de simbolismo, su primer baño de multitudes tras anunciar su candidatura en abril. Ha elegido el parque de las Cuatro Libertades en la isla Roosevelt de Nueva York, su ciudad política. El objetivo (publicitario) es conectar con dos figuras totémicas en EEUU, el presidente del New Deal y su esposa Eleanor, luchadora por los derechos civiles de las mujeres.

La candidatura de Clinton nace con dificultades: genera odio y entusiasmo casi a partes iguales y es la gran favorita para heredar la presidencia de Barack Obama. Es decir, tiene todo que perder. Las encuestas son casi unánimes en un momento en que las encuestas sirven de poco. Las últimas publicadas en mayo en diversos medios la sitúan delante de cualquier republicano. Solo la ultraconservadora FOX News da la victoria a Jeff Bush (45%-44%).

El sondeo de la cadena CNN del 2 de junio ofrece una información subliminal que detecta problemas. Ha subido del 49% al 57% el número de estadounidenses que dicen que no ha sido honesta y que no es confiable y ha bajado del 53% al 49% el número que aseguran que Clinton se preocupa por la gente.

LOS CORREOS

El bajón refleja el impacto del caso de los correos, aireado con entusiasmo por los republicanos y afines. Clinton usó su cuenta privada de correo electrónico en lugar de la oficial durante su estancia al frente del Departamento de Estado. Los críticos la acusan de querer burlar el control de sus comunicaciones y de ser una irresponsable por poner en peligro secretos de Estado. Este asunto conecta con otro punto débil: el asalto a la legación de EEUU en Bengazi (Libia), en el que falleció el embajador. En uno de los correos (privados) desclasificados se comprueba que tuvo un conocimiento de que se trataba de un acto terrorista.

El equipo electoral de Clinton la ha mantenido alejada en estos meses para evitar la sobreexposición. El mitin de Nueva York es su retorno al prime time con un discurso que pretende marcar la agenda política. Hillary desea reconectar con el alma de los simpatizantes de su partido, motivarles para que se inscriban y voten. Para lograrlo va a necesitar de una agenda social creíble que se preocupe por los damnificados de la crisis, de ahí el gesto de esgrimir a Franklin Roosevelt. 

Muchos analistas descartaban de antemano anuncios concretos, pues aún faltan 16 meses para noviembre del 2016. Por delante queda la montaña rusa de las primarias y caucuses hasta llegar a las nominaciones de los partidos en verano del próximo año. Mítines como el parque de las Cuatro Libertades tratan de generar titulares, movilizar adeptos. No pretendo dar lecciones con la reciente experiencia española, pero las elecciones del 2016 se van a disputar en las redes sociales, en internet, en la capacidad de lanzar y mover mensajes, de ilusionar.

Clinton se enfrenta al dilema de todo favorito: debe jugar a no cometer errores de bulto o pasar al ataque, denunciar el machismo de sus rivales, atraerse a las mujeres sin asustar a los hombres; marcar diferencias políticas concretas con un partido republicano echado al monte ultraliberal, semisecuestrado por los Tea Party y los canales ultrafachas. Hillary también tiene que marcar la diferencia con Obama, tan impopular allá como lo fue aquí el último Zapatero.Su éxito en noviembre dependerá de su capacidad empática de conectar con el norteamericano de la calle, el que padece los efectos de la crisis y de los abusos policiales, el que se siente lejos de la Corporate America, de los intereses de las multinacionales y de los bancos de inversión. Aunque estos sean el alma de los republicanos no conviene minusvalorar la capacidad de los anti- Hillary de jugar a dos barajas: la de los grandes empresarios y la de los ciudadanos sin ideología.

EL SALARIO MÍNIMO

El 15M cristalizó en España cuatro años después en Podemos y en las diferentes candidaturas de unidad ciudadana. El movimiento Occupy Wall Street de EEUU aún no ha canalizado su fuerza a través de personas o partidos, pero está presente. Está en decenas de causas sociales que buscan espacio en la agenda de los grandes partidos. Algunas de sus propuestas, como la de un salario mínimo de 15 dólares por hora, ya son ley en estados tan republicanos como Arkansas, Alaska, Nebraska y Dakota de Sur. Facebook primero, y Clinton después han convertido este salario mínimo en su bandera.

Lo importante es hacer caso al primer impulso de Barbara Bush, la esposa del expresidente George Bush y madre del también expresidente George W Bush, que dijo que EEUU (y el mundo) ya había tenido suficientes Bush. Aunque después rectificó, la primera idea era la buena.