El epílogo

Hasta el último día

ENRIC Hernàndez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

José Montilladeshojó ayer la margarita, si es que alguna vez albergó alguna duda, y confirmó que las elecciones serán en noviembre. El dato no revestiría mayor interés si no fuera porque desde hace algunos meses, y con especial insistencia tras el fallo del Constitucional sobre el Estatut, han abundado en Catalunya las voces que clamaban por que las elecciones al Parlament fueran cuanto antes, mejor. Opositores políticos y altavoces mediáticos han llegado a argumentar, con más solemnidad que fundamento, que el país no se podía permitir una «demora táctica» del proceso electoral. E incluso desde esta misma tribuna, contagiada sin duda del clima de urgencia histórica imperante, se llegó a diagnosticar no hace tanto que elpresidentdifícilmente podría convocar las elecciones más allá de octubre. Sirva este reconocimiento como disculpa, a la espera de aclaraciones por parte de quienes hasta ayer mismo presionaban para que se periclitase ya esta legislatura. Sus intereses tendrán.

Montilla, poco dado a juegos malabares, apurará así hasta el último día de la legislatura: en noviembre fueron las elecciones de 2006, en noviembre serán las de 2010. Curioso, en todo caso, que la determinación de completar los ciclos electorales, algo que en cualquier país civilizado se considera una virtud, en Catalunya y el conjunto de España sea objeto de permanente debate.

En democracia, las opciones políticas que conforman mayoría firman con los votantes un contrato por cuatro años. Su deber --que no mérito-- es cumplir el encargo hasta el final. Pero tanto se ha abusado --casi siempre por interés partidista-- de la prerrogativa presidencial de avanzar elecciones, que ahora a quien cumple el calendario se le acusa de aferrarse al cargo.

Más allá de las elecciones

Mientras los aspirantes y sus compañeros de viaje cuentan los días que les faltan para recobrar el poder, de quienes gestionan la cosa pública se espera que piensen más allá de las elecciones. Aunque de las medidas que adopten, para paliar la crisis o atraer inversiones a Catalunya, puedan beneficiarse futuros gobiernos.