Vino de mi cosecha

El hambre de Saturno

JOSEP M. FONALLERAS

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La historia de Saturno es una de las más criminales y pavorosas de la mitología. Hijo del Cielo y la Tierra, es una divinidad primigenia, fundadora. Pero la actividad por la que es más conocido es el canibalismo. Metáfora del paso del tiempo, que devora con avidez los minutos y los segundos, Saturno se dedica a procrear y, luego, a comerse a sus hijos. Alguien que no esté acostumbrado a las interioridades de estos personajes poderosos podría insinuar que no se habría necesitado la voracidad si el impulso sexual no hubiera sido tan intenso o si hubiera habido, de por medio, métodos anticonceptivos, pero lo cierto es que Saturno procreó con la misma intensidad con que, luego, devoró, salvo en el caso de un bebé que más tarde fue Júpiter, el dios más venerado, el que actuaba según su libre albedrío y que, en un exceso de generosidad, envió su hambriento padre, ya convertido en mortal, a cultivar tierras cerca de Roma. El episodio de Saturno ha sido pintado varias veces, pero ningún pintor, ni siquieraRubens,llegó al límite del terror que supo expresarGoya.SuSaturno devorando a un hijoprovoca escalofríos aún hoy en día, con esos ojos en blanco poseídos por la pasión carnívora y la boca oscura engullendo la cabeza del bebé.

Me van a perdonar que sea tan explícito, pero hace días que no puedo sacarme de la cabeza esa imagen. Todo empezó cuando un señor seleccionador de carácter bonachón y palabras reposadas anunció la lista de unos futbolistas que tenían que defender el orgullo patrio, en México, el día de Santa Clara. Muchos de esos jugadores (siete, para ser exactos) pertenecen a un club que tiene la obligación de cederlos para que la selección pueda afrontar los compromisos adquiridos. El problema que me lleva a pensar en Saturno es que estos futbolistas, que aún están de vacaciones, empezarán a trabajar dos días antes del día de Santa Clara y, una vez desplazados a México, que no está cerca, deberán regresar a su club para volver a jugar otro partido, organizado también por la federación que los reclama, dos días después.

Sensibilidad sarcástica

Estos jugadores, pese a ser valientes, pese a tener un enorme talento y una gran condición física, tal como asegura el señor que les convoca, se verán abocados a un cansancio manicomial que afectará a su club, que es quien les paga para que trabajen. Este club, pues, no podrá contar con ellos para el partido que debe jugar el 14 de agosto, San Tarsicio, lo que es, dicho sea en honor del santo, un martirio y un agravio sin nombre. El club al que pertenecen estos futbolistas perderá el partido del día de San Tarsicio, pero parece que esto da igual, porque el señor que les decía, el señor de la lista, ha dicho: «Si pensamos que podemos perjudicar a un club, siempre tenemos una sensibilidad especial».

No sé si la Federación Española de Fútbol sabe quién era Saturno y quién fueGoya,pero esta es una historia en la que algunos devoran a los que fueron héroes, dispuestos a alimentarse de su sangre aunque eso signifique el hundimiento del Barça. O quizá precisamente porque la consecuencia es esta. Todos los que se alegraron del triunfo dela Roja legítimamente, todos los que vieron el resurgir de una España plural y solidaria, ahora deberán preguntarse cuál es el oscuro deseo que anida en el corazón de quien maltrata con sarcasmo a los culés, de quien pinta nuevamente un cuadro negro de despropósitos, desconfianzas y desafecto.