PEQUEÑO OBSERVATORIO

¿Hablamos de himnos y cantos?

El himno de la comunidad de Madrid cuenta con estrofas delirantes y surrealistas

La fuente de Cibeles, en Madrid.

La fuente de Cibeles, en Madrid.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Debo confesar al lector que estaba durmiendo y me he despertado hablando en francés. Nada, una frase o dos. No tengo presente que antes de dormirme hubiera leído algo en esta lengua. Pero ya se sabe, el cerebro es un fabricante de misterios. Es de sobras conocido que los sueños se borran en un instante, o al menos yo no los transporto hasta despertarme.

Antes de dormirme no había escuchado ninguna canción francesa, precisamente había leído la letra de una canción en castellano, en concreto el himno de la Comunidad de Madrid, que se aprobó en 1983. Recomiendo al lector que permanezca sentado si está dispuesto a leerlo. Dice lo siguiente: "Yo estaba en medio: giraban las otras en corro y yo era el centro". Madrid y las provincias, claro, este es el significado de la letra. Qué ejemplo de patriotismo de altura.

Ya sé que todos los países, y evidentemente todos los Estados, tienen himnos más o menos afortunados, y todos son perfectamente respetables, pero es difícil imaginar la pavada de la continuación del himno: "Madrid, uno, libre, redondo, autónomo, entero. [...] Yo soy el ente autónomo último, el puro y sincero".

Y como quizá se quería evitar que el himno madrileño fuera castizo, el autor lo remató con un brillante batiburrillo surrealista: "Y en medio del medio, capital de la esencia y potencia, garajes, museos, estadios, semáforos, bancos, y ¡vivan los muertos!". Yo pienso que se puede ser castizo e incluso petulante. Pero un himno debe ser un himno, no una composición pintoresca.

Cuando el Fútbol Club Barcelona me pidió que escribiera la letra para un himno del Barça, lo hice, pero con este título: Cant del Barça. Ya sé que todo el mundo lo llama himno, y lo entiendo. Pero un canto me parece menos pretencioso, más popular. Somos, sencillamente, "la gent blaugrana".