NÓMADAS Y VIAJANTES

Guerras, sí; refugiados, no

RAMÓN LOBO

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No queremos cuotas de refugiados, pero participamos en las políticas internacionales que los generan. España, un país de inmigración interior y exterior, con miles de jóvenes exiliados económicos en América Latina y en Europa, es uno de los más intransigentes. Ni solidaridad con las personas ni con sus socios europeos, sobre todo con Grecia e Italia, que soportan la mayor presión migratoria. En el caso griego tiene delito después de años de ajuste y aplastamiento macroeconómico y semanas en el precipicio con un 'Grexit' en el gaznate para que Syriza firme un nuevo recorte. ¿Es esto Europa?

España aceptará 1.300 demandantes de asilo, y no los 4.000 que le proponía la Comisión Europea (CE). La CE trabaja con la cifra simbólica de 40.000 demandantes a repartir entre los 28 países de la UE en un mundo con 35 millones de refugiados, la cifra más alta desde la II Guerra Mundial. Si incluimos desplazados forzosos, son 59,5 millones.

Para el PP es un asunto potencialmente peligroso en vísperas de elecciones, pese a que los migrantes que llegan a España representan el 3% del total de la UE, frente al 61% de Italia. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha vinculado, con gran irresponsabilidad, inmigración y yihadismo en varias ocasiones. No hay pruebas de que así sea.

CATÁSTROFE SIRIA

Lo único probado es que después de cuatro años de guerra civil, más de la mitad de los 17 millones de habitantes que tenía Siria han tenido que dejar sus casas; 7,6 millones son desplazados forzosos internos y cuatro millones se hallan refugiados en los países vecinos. Gran parte del aumento migratorio de los últimos meses en Europa procede de Siria e Irak.

El principal gasto en Siria de Occidente y de algunos países árabes, como Catar y Arabia Saudí, en estos cuatro años ha sido militar. El objetivo es armar a las facciones islamistas que consideran afines. La más importante es el Estado Islámico, que ahora ocupa importantes zonas de Irak. Estas milicias y el Gobierno dictatorial de Bashar el Asad han destruido Siria. La entrega de armas y municiones a las facciones se ha hecho sin una estrategia política, más allá de ir trampeando al albur de los titulares de los medios de comunicación. España exporta armas, sobre todo municiones, vía Arabia Saudí.

En Libia había un dictador llamado Muamar Gadafi que controlaba su país, nos vendía petróleo y nos compraba armas que empleaba en sus aventuras africanas. ¿Cuál era el problema? Sostenemos dictaduras en Egipto y en las monarquías del golfo Pérsico, que también nos compran armas y en el segundo caso, además, nos venden petróleo.

Derrocar a dictadores que en algún momento han servido a los intereses de nuestras empresas puede quedar bien ante la opinión pública, pero antes es bueno tener un buen plan, además del apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, por aquello de la legalidad y la imagen. En ese Consejo tienen asiento permanente los cinco principales vendedores de armas, los que han montado el lío en Siria, Libia, Irak...

Cayó Gadafi debido a la intervención de la OTAN y ahora tenemos un país dividido entre varios grupos armados enfrentados entre sí y en el que se siguen violando los derechos humanos. Libia es hoy uno de los principales puntos de paso de la inmigración africana, sobre todo eritrea, que huye de un dictador que rivaliza con Corea del Norte en represión y locura. Eritrea es el décimo exportador de inmigrantes-refugiados: 285.000 sobre un total de 6,6 millones de habitantes. No se conocen iniciativas internacionales para paliar este sufrimiento.

FUERTE OLEADA

Europa vive este año una fuerte oleada de migrantes; solo en el primer trimestre han entrado 57.300. Llegan por Grecia (el país del ajuste), los Balcanes, Bulgaria e Italia. El buen tiempo favorece las travesías sin garantías de seguridad. Este año se superarán los 30.000 muertos en el Mediterráneo desde que se empezó a contar en el 2000.

La UE y los países que la componen han gastado 1.600 millones de euros en 15 años para dificultar la inmigración, es menos de lo que gastó la CE en 2015 en programas de empleo juvenil en 20 Estados europeos, según 'The Migrant Files' -un proyecto de investigación en el que participan 15 periodistas y programadores-, citado por 'El Confidencial'.

La militarización de la defensa de las fronteras de Europa, así como la lucha contra las mafias que explotan a los migrantes, beneficia a empresas de un sector que también obtienen pingües beneficios de las políticas que generan refugiados en Siria, Irak o Libia.

Se habla mucho de las mafias exteriores, pero poco de las interiores: los empresarios que contratan a precio esclavo. Ahora, con tanto paro y trabajo precario, las empresas desalmadas necesitan menos mano de obra migrante, ya tienen la nacional al por mayor.