Guardiola, el 'tackle' y el balón en el aire

Guardiola, gesticulante.

Guardiola, gesticulante.

ALBERT GUASCH

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En una caricatura publicada por 'The Guardian', Pep Guardiola aparece de espaldas, aliviándose con las piernas bien firmes en el suelo. "Orinando en la tumba de Terry Butcher", reza la viñeta.

Butcher es uno de los defensas a los que Maradona franqueó hasta el gol que le elevó a la condición de barrilete cósmico en el Mundial de México. Butcher (el carnicero) es conocido por jugar todo un partido con la cara ensangrentada. Butcher, no obstante, está vivo. Al menos hasta donde uno sabe.

Guardiola, según el dibujante, se meaba en las vivas esencias del fútbol inglés. Había desdeñado el sacrosanto 'tackle' tras la debacle ante el Leicester (4-2). "Yo no soy entrenador de 'tackles'; no los entreno. ¿Qué es un 'tackle'? Lo que quiero es jugar bien y marcar goles", dijo en un desafío sin igual. 

Como si hubiera abominado del 'fish and chips'. O del 'roast beef' dominical. Puro atrevimiento. Algunos sectores que aún entienden el balompié como lo más cercano al club de la lucha pusieron el grito en el cielo. Como hicieron cuando despidió a Joe Hart por su mal juego de pies.

CUCHILLO AFILADO

 "Guardiola se busca problemas con sus afirmaciones de que no entrena el 'tackle'. Es una de las declaraciones más extravagantes que he oído jamás en fútbol", escribió un conocido opinador del 'Daily Mail'. Los aficionados ingleses, cree, aplauden un buen pase, pero se excitan a tope cuando uno de los suyos se lleva un balón dividido.

Stan Collymore, ese delantero tanque que jugó para el Liverpool, afiló su particular cuchillo en su columna en el 'Daily Mirror'. "Está loco. ¿Cómo se le ocurre despreciar los 'tackles'? Es un iluso y acabará por marcharse con el rabo entre las piernas". 

Y así alguno más. Son cosas que ocurren cuando los resultados se tuercen. Tuvo Guardiola un buen inicio, pero ahora lleva un mal mes. Y las ruedas de prensa se le han endurecido. Se enmendó el miércoles al ganar al Watford (2-0).  

Lo del 'tackle' enlaza con otro símbolo del fútbol inglés, que son los vuelos incesantes del balón. Guardiola confesó que la Premier le parece más impredecible que ninguna otra liga porque la pelota vive mucho en el aire. Y nunca se sabe dónde cae. Ni se recupera con técnica. Controlar la segunda jugada, admite, es clave para la supervivencia. 

Y esa dificultad confesada ha despertado un orgullo de liga. Hasta el mejor las pasa canutas. Bello desafío.