ANÁLISIS

Griezmann y el Barça, moneda al aire

Griezmann posa para unos aficionados en un entrenamiento en Clairefontaine.

Griezmann posa para unos aficionados en un entrenamiento en Clairefontaine. / periodico

Sònia Gelmà

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Antoine Griezmann sigue deshojando la margarita. Las informaciones próximas al Atlético de Madrid indican que el francés estaría cerca de anunciar su renovación. Y mientras tanto, dentro del Barça, con más intranquilidad que hace unos meses, no dan por perdido el fichaje. La decisión personal del francés no solo afectará a su futuro. No es la primera vez, ni será la última que la voluntad de un jugador puede cambiar el destino de este Barça.

Hace 15 años, la llegada de Ronaldinho supuso un punto de inflexión. El brasileño devolvió la sonrisa a un club que había perdido el rumbo, que vivía acomplejado y que partía del sufrimiento como receta para intentar ganar, sin éxito. Ronaldinho cambió la entidad, obviamente con talento, pero desde la alegría. Jugaba igual que vivía, riendo.

Nada de eso hubiera pasado si el arma electoral de Joan Laporta, David Beckham, hubiera escogido el Barça en vez del Real Madrid. La elección del inglés provocó que Sandro Rosell tirara de contactos para traerse al brasileño. Beckham era un cromo ilusionante, pero su figura mediática era mucho mayor que la futbolística. Ronaldinho, en cambio, resultó ser la combinación perfecta de ambas cosas, al menos las tres primeras temporadas.

Algo parecido pasó hace cuatro años, cuando el intento de fichar al Kun Agüero acabó con una renovación del argentino por el Manchester City. Ese fichaje fallido permitió que el Barça trajera a Luis Suárez. El uruguayo generaba dudas por su carácter aparentemente indómito. Cuatro temporadas después, si atendemos al rendimiento de uno y otro en sus respectivos clubs, parece evidente que el segundo plato volvió a ser mejor que el primero.

Carreteras que se bifurcan

El Barça vuelve a encontrarse ante una bifurcación y desde el presente resulta difícil saber cuál de las dos decisiones que puede tomar Griezmann resulta más beneficiosa para el futuro de la entidad azulgrana. Porque en este caso, la negativa del francés no supondría la llegada de otro delantero, sino que el Barça podría fichar algo que parece necesitar bastante más, un centrocampista que ocupe la posición -que no el vacío- que deja Iniesta.

Ambos caminos son inciertos, pueden ser exitosos o ruinosos. Y lo curioso es que aunque el fichaje de Griezmann se antoja como una oportunidad de mercado irrenunciable, la vía más coherente con algo parecido a un plan es la de fichar aquello de lo que careces. 

La buena noticia es que Griezmann se ha marcado un límite para la decisión, este sábado. La mala, que la última vez que el Barça esperó durante semanas la decisión de un futbolista-el verano pasado con Neymar-, no había un 'plan B' preparado. Esperemos que la experiencia sirviera de algo; por estructura técnica no será.