Al contrataque

Gràcia, capuchas y máscaras

Adolescentes como somos, cuando jugamos a ladrones y 'polis', nos gusta más hacer de rateros, porque los uniformados representan el poder

Un momento de una de las carreras de los manifestantes, anoche, en Gràcia.

Un momento de una de las carreras de los manifestantes, anoche, en Gràcia.

SÍLVIA CÓPPULO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Es que se pensaba la alcaldesa Ada Colau que si el ayuntamiento dejaba de pagar el alquiler del llamado 'banc expropiat' de Gràcia, esto no acabaría con un juez que ordenaría a la policía que desalojara a los<strong> okupas</strong>? ¿Quizá se creía que los okupas no se resistirían tanto como pudieran a ser desalojados y los violentos con pedigrí que se mezclan no aprovecharían la fantástica ocasión para hacer un despliegue de violencia urbana excitante?

65.000 euros costaba al año el alquiler de la antigua sede de una entidad bancaria reconvertida en centro social autogestionado. Los destrozos en el mobiliario urbano superan en mucho el coste del alquiler. Los destrozos morales que la violencia nos genera como sociedad son todavía más altos. ¿Hizo bien el alcalde Xavier Trias al pagar el alquiler del local okupado? Trias, escamado por Can Vies, escogió lo menos malo, que no quiere decir que sea una solución buena y que solo provisionalmente se puede entender. Fue un parche. Está claro que no es mejor dejar de pagar como si tal cosa. Ya se han visto los efectos. Me da vergüenza ver el nombre del dueño del local en una pancarta expulsándolo del barrio.

Y ahora, nuestra policía. ¿Los Mossos actúan con proporcionalidad y situando en primer lugar la seguridad de la ciudadanía? Estoy segura de que lo intentan y creo que esta vez el balance de su trabajo es positivo, pero les pesa como una losa el 'síndrome Ester Quintana': creer que tergiversando la realidad esconderán errores y excesos. A la policía la escrutamos con lupa y a los violentos, encapuchados para ocultar quiénes son, a los que queman motos y coches, a los que vuelcan contenedores, tiran piedras a los mossos y rompen escaparates del 'capital', a los que hablan con la piedra y el martillo en la mano, para todos ellos, clemencia, comprensión e indulgencia plena. Esto es lo que hacemos.

SOCIEDAD ADOLESCENTE

Adolescentes como somos, cuando jugamos a ladrones y 'polis', nos gusta más hacer de rateros, porque los uniformados representan el poder, y sabido es que muchos poderosos nos han hecho sudar sangre para vivir. Pero no confundamos los términos. Preguntémonos si queremos o no policía. Calculemos los efectos. Preguntémonos si aprobamos o no que se okupen locales y pisos particulares (incluidos los nuestros). Busquemos soluciones, generemos respuestas. No avanzaremos nada si lo único que hacemos perezosamente es repetir que estamos cansados de los abusos, la injusticia y la enorme desigualdad que se cierne sobre nuestras vidas. Del reproche no nace la solución. Saquémonos la máscara y bajemos las capuchas. Mola mucho estar a favor de los 'anti'. Y está mal visto el orden y la norma, son propios de 'carcas'. Claro que podemos seguir siendo miopes, pero a mí ser tan cortos de vista me da miedo.