Dos miradas

¿Goleada?

Después de la decisión de la Audiencia de Schleswig, la semántica deportiva se trasladó a la bélica, con la misma intencionalidad: "Esto es una batalla: ganaremos nosotros"

Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, en el Senado.

Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, en el Senado. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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España hace tiempo que vive la ilusión de las goleadas históricas. Aquel 12 a 1 contra Malta se proyecta en el imaginario político 35 años después como ejemplo y bandera. La cuestión no es plantear un partido de respeto por el rival, con contención defensiva y juego posicional y, posiblemente, con un empate final que resume la igualdad sobre el césped, sino la posibilidad de una derrota que debe ser humillante y redentora. Humillante para el contrario -el enemigo, para ser más precisos- y redentora para el Estado, sometido a un ciclo de degeneración que va más allá de la crisis catalana. Parece que lo dijo Soraya Sáenz de Santamaría al diputado Jordi Xuglà hace unos meses: "Estamos en condiciones de ganar 10 a 0".

Esta es la cuestión. Justo después de la decisión de la Audiencia de Schleswig, la semántica deportiva se trasladó a la bélica, con la misma intencionalidad: "Esto es una batalla: ganaremos nosotros". Al mismo tiempo, mientras Arcadi Espada pronosticaba una crisis como la del 1898 -desolación patriótica, pérdida de las colonias, regeneración naciona - Rajoy, en la línea de la filosofía goleadora, afirmaba que "más pronto que tarde todo esto será un mal recuerdo". ¿Están seguros? ¿Están seguros de que este partido no debería ser uno de esos que llaman tácticos, que, en lenguaje normal, significa que lejos del espectáculo de los goles se valora más la noble estrategia del diálogo en el medio campo?