Siete x siete

El ganador se lo lleva todo

ANTÓN Losada

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The winner takes it all». Pero, el perdedor se achica, como cantaba ABBA. Quién se lo llevó todo en el debate del estado de la nación de este año, quién se achicó, se interrogaban los medios al día siguiente.

Los múltiples sondeos publicados apuntan que el vencedor efectivo fue un tal «ninguno de los dos». No pocos explican ese triunfo mediante inquietantes reflexiones sobre la desafección de los ciudadanos respecto a los asuntos públicos, o pesimistas constataciones sobre la crisis de liderazgo. Sin embargo, caben explicaciones más pedestres; hay crisis, la gente está cabreada y con razón. Pretender que valorase bien a una clase política que rara vez aprueba, incluso cuando todo va como la seda, es un acto de fe política encomiable pero una expectativa heroica.

Mariano Rajoycompetía contra sí mismo y se achicó. Frente a unJosé Luis Rodríguez Zapaterozarandeado por el destino y ese mortalmente plúmbeo discurso matinal, cuanto no sea una goleada es un resultado decepcionante. El veredicto del respetable parece severo. Se le felicita por sus habilidades para demoler al presidenteZapatero, pero se cuestionan sus capacidades para convertirse en el presidenteRajoy. Se celebra su irónica agudeza para dejar al aire las contradicciones y vaguedades que ha gestionado como ha podido el Gobierno. Pero se duda de que si le invistiésemos con el bastón de mando, fuera a hacerlo mejor o siquiera a hacer cosas diferentes; porque si tuviera grandes ideas, nos las habría contado.

ParaZapateroel veredicto también es riguroso, aunque menos de lo que podría haber sido. Se creció ante la adversidad y eso siempre compensa. Se le premia la contundencia a la hora de sacar los colores al opositor por pedir elecciones anticipadas, cuando todo el mundo sabe que es el único que no debería demandarlas. Pero siguen pesando mucho en el debe presidencial tantas explicaciones pendientes.

Rajoyenfebreció a los suyos, pero eso no cuenta porque ya lo estaban. La victoria es deRodríguezZapateropor poner en pie a los suyos cuando esperaban acabar por los suelos.