El fútbol, la historia y las rendijas

Hay un relato magnífico, de Osvaldo Soriano, en el que se habla de un delantero centro, Arístides Reynoso, que mete un gol después de haber pasado la noche velando el cuerpo de su padre. Un joven futbolista que intenta repetir sus éxitos y se angustia ante la dificultad de marcar le comenta esa desazón con la metáfora de quien quiere mirar por la ventana pero resulta que se encuentra con que «la persiana está cerrada». Reynoso le contesta, sabio: «Si uno aprende a mirar por la ranura ve la luz, pibe. Pásala por ahí, como pasan las mariposas». Esto es lo que ha logrado Xavier Carmaniu con su libro Història amb pilotes, de la editorial Meteora, una excelente muestra de divulgación histórica con mayúsculas, repleta de minúsculas historias de futbolistas que vivieron en primera persona los episodios que nos explican el siglo XX. Como ha dicho Xavi Puig, una de las voces carismáticas de RAC-1, este ensayo debería ser de lectura obligatoria en los institutos de secundaria. ¿Por qué? Porque logra describir de forma didáctica y atractiva un paisaje de 100 años con la colaboración de futbolistas que tuvieron que exiliarse durante la guerra civil, que sufrieron la ignominia nazi o el terror del gulag, que lucharon contra el colonialismo, como el argelino Ben Tifour, o que se significaron, como el brasileño Sócrates o el francés Thuram, a favor de la democracia y los derechos humanos.

Decía que Carmaniu ha visto la brecha porque, con su aportación consigue dinamitar el tópico que desearía ver el fútbol como una especie de burbuja pura, alejada del mundo perverso que le rodea. Ha hecho un gol de fantasía con herramientas tan prosaicas como la erudición y el trabajo bien documentado. Que nadie más se atreva a decir que el fútbol y la política no tienen nada que ver.