La convulsión catalana

El fracaso de la razón

Pido a los políticos que empiecen ya a compartir sus razones, que se escuchen más entre ellos, que escuchen cuantas más voces mejor, sobre todo las de la gente que no opina como ellos

Huelga de estudiantes en la plaça Universitat.

Huelga de estudiantes en la plaça Universitat. / periodico

NÚRIA ICETA

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El fracaso que nos ha llevado a esta situación de bloqueo, con medio Govern y los presidentes de las entidades soberanistas injustamente encarcelados, y con una autonomía intervenida, es el fracaso de la política con las herramientas que hemos estado utilizando hasta ahora; es, a mi entender, un fracaso de la razón.

Hay una gran frase de un hombre astuto que decía: «Tienes toda la razón, pero estás muy equivocado». No solo hay que tener razón -razones- sino también saberlas argumentar, saberlas defender en el lugar y el momento adecuados. Los prejuicios y la precomprensión que arrastramos también pesan, porque nadie se enfrenta a una conversación, por banal que sea, como si fuera una hoja en blanco. Aun así, si algo podemos anotar en el balance de los activos de estos días funestos es que muchos estamos haciendo un esfuerzo para explicarnos, a nosotros mismos y a los demás.

Siempre hay una palabra que sabes perfectamente que irritará al otro y que deberías evitar. Aquel medio segundo antes de pronunciarla, aquel margen infinito antes de escribirla. Dejemos de calificar y descalificar a la gente por lo que dice o no dice, de hacer juicios de intenciones. Hay una agresividad verbal en las redes que no nos ayuda en nada, y una maldita ironía en términos judiciales como interlocutoria o cautelar cuando no hay posibilidad de interlocución o se dictan medidas que son de todo menos cautas.

Ausencia de autocrítica

También me gustaría que este esfuerzo de autoexplicación y de querer llegar a la cabeza y al corazón del otro fueran más frecuentes entre los políticos (perdonen el genérico), al igual que la autocrítica, tan increíblemente ausente estos días. A ellos, en quienes hemos delegado la representación política, les pido que empiecen ya a compartir sus razones, que se escuchen más entre ellos, que escuchen cuantas más voces mejor, sobre todo las de la gente que no opina como ellos. Pido, nos pido a todos, más razones, más verdad y menos postureo, porque aquí tenemos un problema político de primer orden; necesitamos un nuevo proyecto compartido, porque merecemos un país más libre, más culto y más justo.