Fortalezas y flaquezas del 'procés'

En la fuerza de los independentistas que certifica el CEO radica su debilidad: la incapacidad de asumir que, siendo muchos, no son suficientes... aún

Mas pide al Estado aceptar "la victoria del 'sí"

Mas pide al Estado aceptar "la victoria del 'sí" / PH/

ENRIC HERNÀNDEZ

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La Catalunya binaria no acepta matices; cerca en el alambrado del unionismo tanto a discrepantes como a indecisos. Ni el unionismo es uno ni es trino el independentismo, pero el poder omnisciente que este último ejerce sobre la escena pública exhibe tanto su robustez como las flaquezas que lo atenazan.

Tras cinco años de ‘procés’, la acción combinada de partidos, instituciones y comunicadores metidos a propagandistas ha permitido que, pese a los nulos avances y las promesas rotas, siga incólume su base electoral: el independentismo sumó 1,8 millones de votos en las elecciones del 2012, y 1,9 tanto el 9-N como en las ‘plebiscitarias’ del 2015. Abandonen pues toda esperanza quienes suspiran por que el suflé se desinfle.

Pero, en lugar de congratularse por no retroceder, el independentismo se impacienta porque no avanza. De ahí que, dividido, maniobre para ganar cuanto antes la batalla, sin renunciar a métodos espurios. En el Parlament subvierte en su favor las reglas de juego. Y en los medios tergiversa la realidad para manipular a la opinión pública.

Tan voraz como Donald Trump de “hechos alternativos” que eclipsen los verdaderos, sobre los nubarrones del barómetro del CEO barómetro del CEO el periodismo paniaguado pinta un horizonte brillante. Eufóricos, los apóstoles estelados celebran que, preguntados “por vez primera” sobre la celebración de un referéndum sin permiso del Estado, el 43,3% de los catalanes contesten que votarían ‘sí’, y solo el 22,2% que se opondría. ¿Por vez primera? Sin la acotación del veto estatal, por obvio, desde el 2012 el CEO ha formulado esa misma pregunta en seis ocasiones, y el ‘sí’ siempre ha oscilado entre el 44,6% y el 54,7%. Hoy estaría, pues, en mínimos.

EL PRECEDENTE DEL 9-N

La otra ‘buena nueva’ sería que, según el CEO, solo el 20,7% de los entrevistados descartan votar en un referéndum unilateral. Pues bien, en el barómetro previo al 9-N –también unilateral-- solo el 6,9% anunciaba que no acudiría a las urnas. Diez días después, la abstención real fue del 65%.

En la fortaleza de los independentistas radica su debilidad: la incapacidad de asumir que, por muchos que sean, no son suficientes... aún.